Puerto Deportivo
Publicado En Huelva Información el día 21 de mayo de 2006
En los aledaños del puerto deportivo de Mazagón se está terminando de construir el nuevo club de vela. El enclave no puede ser mejor: frente a la rampa de la dársena pesquera, para el fácil acceso de barcos y deportistas. Este club, que viene a reforzar el deporte en Mazagón, dentro de poco será un hecho del que van a disfrutar todos los amantes de la vela. Hasta aquí mis halagos.
El edificio, metálico y de un color azul rabioso, provoca un impacto ambiental: visual y paisajístico, de lo más horrendo, degradando al puerto deportivo mejor ubicado de todo el litoral onubense. El contraste de esta construcción con el entorno no es nada compatible.
Toda construcción debe ir precedida de un minucioso estudio medioambiental, para que el edificio en cuestión, no sea una construcción destacada y se asemeje lo más posible a las ya existentes. No dudo, en absoluto, de que el proyecto del club de vela haya cumplido este requisito imprescindible, pero tal vez los técnicos no han tenido en cuenta la opinión de otros sectores de la sociedad entendidos en la materia, que ven las cosas desde un objetivo menos práctico y más consecuente con el medio ambiente.
La apreciación estética de la construcción hace daño a la vista a poco que se mire. Tiene el aspecto de un almacén, de un taller: de todo, menos de un club de vela. Y, dada su dimensión sería difícil camuflarla con una pantalla arbórea para reducir el impacto visual.
No hacía falta hacer un gran esfuerzo para encontrar un modelo de construcción que no hubiera alterado el paisaje. Bastaba con observar las instalaciones que otros clubes de vela tienen en los puertos andaluces, o, simplemente echar un vistazo a la arquitectura del club náutico de Mazagón, que está justo enfrente.
El medio ambiente no es sólo fauna, vegetación y paisaje, sino que engloba también el medio humano y sus actividades económicas. Por tanto, esta construcción afecta seriamente al sector turístico de Mazagón, cada vez más en declive.
José Antonio Mayo Abargues
Publicado En Huelva Información el día 21 de mayo de 2006
En los aledaños del puerto deportivo de Mazagón se está terminando de construir el nuevo club de vela. El enclave no puede ser mejor: frente a la rampa de la dársena pesquera, para el fácil acceso de barcos y deportistas. Este club, que viene a reforzar el deporte en Mazagón, dentro de poco será un hecho del que van a disfrutar todos los amantes de la vela. Hasta aquí mis halagos.
El edificio, metálico y de un color azul rabioso, provoca un impacto ambiental: visual y paisajístico, de lo más horrendo, degradando al puerto deportivo mejor ubicado de todo el litoral onubense. El contraste de esta construcción con el entorno no es nada compatible.
Toda construcción debe ir precedida de un minucioso estudio medioambiental, para que el edificio en cuestión, no sea una construcción destacada y se asemeje lo más posible a las ya existentes. No dudo, en absoluto, de que el proyecto del club de vela haya cumplido este requisito imprescindible, pero tal vez los técnicos no han tenido en cuenta la opinión de otros sectores de la sociedad entendidos en la materia, que ven las cosas desde un objetivo menos práctico y más consecuente con el medio ambiente.
La apreciación estética de la construcción hace daño a la vista a poco que se mire. Tiene el aspecto de un almacén, de un taller: de todo, menos de un club de vela. Y, dada su dimensión sería difícil camuflarla con una pantalla arbórea para reducir el impacto visual.
No hacía falta hacer un gran esfuerzo para encontrar un modelo de construcción que no hubiera alterado el paisaje. Bastaba con observar las instalaciones que otros clubes de vela tienen en los puertos andaluces, o, simplemente echar un vistazo a la arquitectura del club náutico de Mazagón, que está justo enfrente.
El medio ambiente no es sólo fauna, vegetación y paisaje, sino que engloba también el medio humano y sus actividades económicas. Por tanto, esta construcción afecta seriamente al sector turístico de Mazagón, cada vez más en declive.
José Antonio Mayo Abargues