Publicado en El País, edición impresa de Andalucía, el día 24/11/05 http://www.elpais.es/
Quien circule por primera vez por la urbanización de Ciparsa en dirección a “El Vigía”, tendrá la sensación de estar en un safari por la selva de Tanzania. Los vecinos de esta zona tienen que soportar a diario el calvario que supone circular por estos caminos, propios del país más subdesarrollado del planeta, para poder acceder a sus viviendas.
El Vigía es una zona residencial con precios astronómicos, que carece de la infraestructura más elemental. Aunque la urbanización se encuentra pavimentada, para llegar hasta allí desde el centro de Mazagón, hay que circular durante 2 kilómetros por un camino de albero, atestado de baches, y badenes sin señalizar, que la Comunidad de Propietarios de Ciparsa ordenó colocar hace algunos años.
En época estival, para evitar que el polvo penetre en las viviendas, el camino es regado varias veces al día con agua del mar por un camión cisterna, con el consiguiente problema de corrosión para los vehículos que por allí circulan. Pero es en invierno, cuando más intransitable se hace, sobre todo en tiempo de lluvias, ya que es imposible sortear los numerosos baches y badenes.
El ayuntamiento de Palos de la Frontera, único responsable de esta situación, hace caso omiso a la reivindicación de los vecinos. En varias ocasiones una comisión de vecinos se ha entrevistado con el concejal de urbanismo para exigirle que dote a la zona de un acceso digno. Pero, parece ser que tienen centrada toda su atención en arreglar los caminos de las plantaciones freseras, mina de oro rojo de la localidad.
Esta Actitud del ayuntamiento de hacer oídos sordos a las reclamaciones de los vecinos, es una flagrante muestra de desprecio hacia unos ciudadanos, sujetos a muchas obligaciones, pero con muy pocos derechos —yo los denominaría súbditos de Palos—, que, aunque, para todos los efectos son ciudadanos de Palos de la Frontera, no están dentro del núcleo urbano de la localidad Palerma.
Es obvio que la segregación de Mazagón y la consagración como localidad independiente de los municipios de Moguer y Palos, está a la vuelta de la esquina. Y es obvio también que por este motivo, precisamente, el ayuntamiento de Palos no apueste un céntimo por Mazagón.
José Antonio Mayo Abargues
Quien circule por primera vez por la urbanización de Ciparsa en dirección a “El Vigía”, tendrá la sensación de estar en un safari por la selva de Tanzania. Los vecinos de esta zona tienen que soportar a diario el calvario que supone circular por estos caminos, propios del país más subdesarrollado del planeta, para poder acceder a sus viviendas.
El Vigía es una zona residencial con precios astronómicos, que carece de la infraestructura más elemental. Aunque la urbanización se encuentra pavimentada, para llegar hasta allí desde el centro de Mazagón, hay que circular durante 2 kilómetros por un camino de albero, atestado de baches, y badenes sin señalizar, que la Comunidad de Propietarios de Ciparsa ordenó colocar hace algunos años.
En época estival, para evitar que el polvo penetre en las viviendas, el camino es regado varias veces al día con agua del mar por un camión cisterna, con el consiguiente problema de corrosión para los vehículos que por allí circulan. Pero es en invierno, cuando más intransitable se hace, sobre todo en tiempo de lluvias, ya que es imposible sortear los numerosos baches y badenes.
El ayuntamiento de Palos de la Frontera, único responsable de esta situación, hace caso omiso a la reivindicación de los vecinos. En varias ocasiones una comisión de vecinos se ha entrevistado con el concejal de urbanismo para exigirle que dote a la zona de un acceso digno. Pero, parece ser que tienen centrada toda su atención en arreglar los caminos de las plantaciones freseras, mina de oro rojo de la localidad.
Esta Actitud del ayuntamiento de hacer oídos sordos a las reclamaciones de los vecinos, es una flagrante muestra de desprecio hacia unos ciudadanos, sujetos a muchas obligaciones, pero con muy pocos derechos —yo los denominaría súbditos de Palos—, que, aunque, para todos los efectos son ciudadanos de Palos de la Frontera, no están dentro del núcleo urbano de la localidad Palerma.
Es obvio que la segregación de Mazagón y la consagración como localidad independiente de los municipios de Moguer y Palos, está a la vuelta de la esquina. Y es obvio también que por este motivo, precisamente, el ayuntamiento de Palos no apueste un céntimo por Mazagón.
José Antonio Mayo Abargues