Abro esta sección de SITIOS PARA NO VISITAR, con una denuncia formulada por mí, el día 29/11/05, contra un ATS del Centro de Salud de Mazagón. Pero amenazo con hacer público a través de esta página, cualquier trato indigno, abusivo o incorrecto, contra cualquier ciudadano de Mazagón., ya sean centros públicos, comercios, bares, discotecas o Agencias Inmobiliarias.
José Antonio Mayo Abargues
21130 – Mazagón (Huelva)
Consejería de Salud de la Seguridad Social
Debido a las alteraciones que estoy sufriendo en la presión arterial desde hace algunos días, me están realizando controles periódicos para tratar de corregirla. El domingo día 27, al terminar mi jornada laboral a la 22 h, acudo al Servicio Médico de la fábrica (Aragonesas S.A), para efectuar dicho control. Al observar unos valores elevados, sobretodo en la mínima: 140/105, el ATS de guardia, por temor a que en el desplazamiento hacia mi casa me pueda ocurrir algo, no se atreve a ponerme ningún medicamento y me recomienda que vaya al Centro de Salud de mi localidad, Mazagón.
A las 22, 15 h llego al Centro de Salud y me recibe un señor con una indumentaria nada propia de quien trabaja con enfermos, pues vestía un pantalón vaquero y un jersey de lana. No había nada en él que indicara que era un profesional de la Sanidad, aunque luego el médico de guardia me aseguró que era ATS. Con un tono agrio y autoritario este señor me pregunta qué es lo que me ocurre. Le explico mi problema y con la desgana del que se ve obligado a realizar un trabajo en contra de su voluntad, me hace pasar a una sala donde, en un tiempo récord me toma la tensión. Quise pensar, en un principio, que aquella rapidez se debía a su buena formación, a su profesionalidad, pero enseguida descubrí que el motivo no era ése, precisamente, sino un programa televisivo del que estaba disfrutando en una habitación contigua.
Después de escuchar los valores tan dispares con relación al control anterior: 110/70, le comento que cómo es posible que hace tan solo quince minutos me hayan registrado 140/105 y sin tomar medicación baje tan bruscamente a estos valores. Y con el mismo tono agrio con el que me recibió me dice que él no tiene la respuesta a esa pregunta, que esa es la tensión que tengo y que eso es lo que hay.
Con esta incertidumbre pienso que no me puedo ir para casa y vuelvo al Servicio Médico de mi centro de trabajo, donde me vuelven a realizar el control y me confirman que, efectivamente, mi tensión es la anteriormente tomada en este Servicio y, que incluso, la baja está ahora algo más alta : 140/110.
A las 22,40 me vuelvo a presentar en el Centro de Salud de Mazagón, solicitando que me vuelvan a tomar la tensión. El ATS, con un despotismo descomunal me dice que vuelva el lunes por la mañana, que él ya me la ha tomado una vez y que no está dispuesto a pasarse toda la noche tomándome la tensión.
Ante esta negativa hablo con el médico de guardia, responsable del Centro en ese momento. El resultado del control es el siguiente: 160/110. Me pone dos pastillas de Captropril debajo de la lengua y, posteriormente me hace varios controles hasta que la tensión baja del límite máximo. ¿Qué hubiera ocurrido si lo dejo para el lunes por la mañana como quería el ATS? Mejor no pensarlo.
Afortunadamente no visito mucho estos sitios; de hecho, llevo en esta localidad cuatro años y no conozco a mi médico de cabecera. Pero, cuando he tenido la necesidad de acudir a ellos, jamás me han tratado de esta manera.
Por todo ello, les ruego tomen las medidas oportunas para que los enfermos sean tratados con más seriedad y para que hechos como este no vuelvan a ocurrir.
Atentamente,
José Antonio Mayo Abargues
José Antonio Mayo Abargues
21130 – Mazagón (Huelva)
Consejería de Salud de la Seguridad Social
Debido a las alteraciones que estoy sufriendo en la presión arterial desde hace algunos días, me están realizando controles periódicos para tratar de corregirla. El domingo día 27, al terminar mi jornada laboral a la 22 h, acudo al Servicio Médico de la fábrica (Aragonesas S.A), para efectuar dicho control. Al observar unos valores elevados, sobretodo en la mínima: 140/105, el ATS de guardia, por temor a que en el desplazamiento hacia mi casa me pueda ocurrir algo, no se atreve a ponerme ningún medicamento y me recomienda que vaya al Centro de Salud de mi localidad, Mazagón.
A las 22, 15 h llego al Centro de Salud y me recibe un señor con una indumentaria nada propia de quien trabaja con enfermos, pues vestía un pantalón vaquero y un jersey de lana. No había nada en él que indicara que era un profesional de la Sanidad, aunque luego el médico de guardia me aseguró que era ATS. Con un tono agrio y autoritario este señor me pregunta qué es lo que me ocurre. Le explico mi problema y con la desgana del que se ve obligado a realizar un trabajo en contra de su voluntad, me hace pasar a una sala donde, en un tiempo récord me toma la tensión. Quise pensar, en un principio, que aquella rapidez se debía a su buena formación, a su profesionalidad, pero enseguida descubrí que el motivo no era ése, precisamente, sino un programa televisivo del que estaba disfrutando en una habitación contigua.
Después de escuchar los valores tan dispares con relación al control anterior: 110/70, le comento que cómo es posible que hace tan solo quince minutos me hayan registrado 140/105 y sin tomar medicación baje tan bruscamente a estos valores. Y con el mismo tono agrio con el que me recibió me dice que él no tiene la respuesta a esa pregunta, que esa es la tensión que tengo y que eso es lo que hay.
Con esta incertidumbre pienso que no me puedo ir para casa y vuelvo al Servicio Médico de mi centro de trabajo, donde me vuelven a realizar el control y me confirman que, efectivamente, mi tensión es la anteriormente tomada en este Servicio y, que incluso, la baja está ahora algo más alta : 140/110.
A las 22,40 me vuelvo a presentar en el Centro de Salud de Mazagón, solicitando que me vuelvan a tomar la tensión. El ATS, con un despotismo descomunal me dice que vuelva el lunes por la mañana, que él ya me la ha tomado una vez y que no está dispuesto a pasarse toda la noche tomándome la tensión.
Ante esta negativa hablo con el médico de guardia, responsable del Centro en ese momento. El resultado del control es el siguiente: 160/110. Me pone dos pastillas de Captropril debajo de la lengua y, posteriormente me hace varios controles hasta que la tensión baja del límite máximo. ¿Qué hubiera ocurrido si lo dejo para el lunes por la mañana como quería el ATS? Mejor no pensarlo.
Afortunadamente no visito mucho estos sitios; de hecho, llevo en esta localidad cuatro años y no conozco a mi médico de cabecera. Pero, cuando he tenido la necesidad de acudir a ellos, jamás me han tratado de esta manera.
Por todo ello, les ruego tomen las medidas oportunas para que los enfermos sean tratados con más seriedad y para que hechos como este no vuelvan a ocurrir.
Atentamente,
José Antonio Mayo Abargues