Hace unos días recibí un comentario, un tanto gracioso, en el artículo Presentación de firmas. El comentario, anónimo —no sé por qué ése temor de la gente a identificarse—, dice lo siguiente: Ayer cayeron rayos, se oyeron truenos y el granizo hizo su aparición. Pido la recogida de firmas para solicitarle a Dios que se acuerde de esta playa. ¡No al olvido que Dios tiene sometido a esta playa!
Quiero felicitar al autor de esta genial idea y decirle que cuente con mi apoyo y colaboración. Estoy dispuesto a acompañarle al registro del Vaticano cuando vaya a entregar las firmas, y a subir al cielo con él, si lo que piensa es entregárselas personalmente a Dios. Por Mazagón, lo que haga falta.
Quiero felicitar al autor de esta genial idea y decirle que cuente con mi apoyo y colaboración. Estoy dispuesto a acompañarle al registro del Vaticano cuando vaya a entregar las firmas, y a subir al cielo con él, si lo que piensa es entregárselas personalmente a Dios. Por Mazagón, lo que haga falta.