Concentración por la segregación de Mazagón, domingo 6 de abril
QUEREMOS SER CATETOS
La segregación de Torremolinos ha sido uno de los procesos más largos de la historia, por los intereses que había en juego y los obstáculos que el Ayuntamiento de Málaga interponía en su camino. El expediente se inició en julio de 1979 y finalizó en julio de 1988. Nadie les regaló nada. Fueron nueve años de una larga lucha: Concentraciones, manifestaciones multitudinarias, huelga general secundada por la totalidad del pueblo, y, finalmente una concentración en Sevilla a la que asistieron más de 5.000 personas que se desplazaron en 80 autobuses. Por fin, el 27 de julio de 1988, Canal Sur daba cuenta de la aprobación del expediente, y el pueblo de Torremolinos salió a la calle gritando «Ya somos catetos»
Un día los mazagonenses nos levantaremos de la cama y escucharemos por la radio: «El expediente de segregación de Mazagón ha sido favorable». Será un día grande, un día histórico, y saldremos a la calle a celebrarlo, porque nosotros también queremos ser catetos, sin un sentido peyorativo de la expresión.
La segregación de Torremolinos ha sido uno de los procesos más largos de la historia, por los intereses que había en juego y los obstáculos que el Ayuntamiento de Málaga interponía en su camino. El expediente se inició en julio de 1979 y finalizó en julio de 1988. Nadie les regaló nada. Fueron nueve años de una larga lucha: Concentraciones, manifestaciones multitudinarias, huelga general secundada por la totalidad del pueblo, y, finalmente una concentración en Sevilla a la que asistieron más de 5.000 personas que se desplazaron en 80 autobuses. Por fin, el 27 de julio de 1988, Canal Sur daba cuenta de la aprobación del expediente, y el pueblo de Torremolinos salió a la calle gritando «Ya somos catetos»
Un día los mazagonenses nos levantaremos de la cama y escucharemos por la radio: «El expediente de segregación de Mazagón ha sido favorable». Será un día grande, un día histórico, y saldremos a la calle a celebrarlo, porque nosotros también queremos ser catetos, sin un sentido peyorativo de la expresión.