SEGREGACIÓN
JAVIER BERRIO
Publicado el viernes 9 de mayo en la columna El Laberinto de El Mundo Huelva Noticias
No me parece mal, como es harto conocido, el pronunciamiento de cada pueblo a ser lo que quiera ser pero, ojo, tampoco se trata de la reedición de los reinos de Taifas. Averna, en Mazagón, reivindica la segregación del enclave turístico de los pueblos de Moguer y Palos de la Frontera. Dicen que la realidad de Mazagón es distinta a la de los entes urbanos ya mencionados pero, pregunto yo, si en Mazagón viven, generalmente en verano, por cierto, personas venidas de otros lugares, ¿en qué se diferencian de los términos que les vieron nacer y en los que habitualmente viven? En ocasiones tengo la impresión de que el ansia de poder mueve en exceso a los seres humanos y que, en el caso de la separación de Mazagón, puede que tenga mucho que ver con la necesidad de algunos de sentirse especialmente útiles, quiero decir, reflejados en los medios y reconocidos por los ciudadanos.
Me gustaría que el debate fuese amplio, se midieran todas las consecuencias y se reparase en el coste adicional que para los vecinos fijos y también para los eventuales, podría suponer una situación de independencia de los pueblos en los que se enclava. Todo parece indicar que la preocupación es mucho mayor en Moguer que en Palos y, naturalmente, todo deviene de los beneficios que obtiene cada uno. Pero todavía considerando los sentimientos de los habitantes de los dos pueblos, me parecen algo absurdas las pretensiones de Averna en cuanto no creo que respondan a una necesidad administrativa real ni a un sentimiento de lugar diferenciado, por más que lo cuenten. Comprendo que quizá la atención sobre el conjunto de Mazagón no ha sido la adecuada y es aquí donde, tanto Averna como la Junta de Andalucía, deberían buscar soluciones. La primera, presionando a las autoridades municipales para que realicen mayores y mejores inversiones sobre el lugar y, la segunda, fiscalizando el posible abandono o desatención en el que se pueda encontrar.
JAVIER BERRIO
Publicado el viernes 9 de mayo en la columna El Laberinto de El Mundo Huelva Noticias
No me parece mal, como es harto conocido, el pronunciamiento de cada pueblo a ser lo que quiera ser pero, ojo, tampoco se trata de la reedición de los reinos de Taifas. Averna, en Mazagón, reivindica la segregación del enclave turístico de los pueblos de Moguer y Palos de la Frontera. Dicen que la realidad de Mazagón es distinta a la de los entes urbanos ya mencionados pero, pregunto yo, si en Mazagón viven, generalmente en verano, por cierto, personas venidas de otros lugares, ¿en qué se diferencian de los términos que les vieron nacer y en los que habitualmente viven? En ocasiones tengo la impresión de que el ansia de poder mueve en exceso a los seres humanos y que, en el caso de la separación de Mazagón, puede que tenga mucho que ver con la necesidad de algunos de sentirse especialmente útiles, quiero decir, reflejados en los medios y reconocidos por los ciudadanos.
Me gustaría que el debate fuese amplio, se midieran todas las consecuencias y se reparase en el coste adicional que para los vecinos fijos y también para los eventuales, podría suponer una situación de independencia de los pueblos en los que se enclava. Todo parece indicar que la preocupación es mucho mayor en Moguer que en Palos y, naturalmente, todo deviene de los beneficios que obtiene cada uno. Pero todavía considerando los sentimientos de los habitantes de los dos pueblos, me parecen algo absurdas las pretensiones de Averna en cuanto no creo que respondan a una necesidad administrativa real ni a un sentimiento de lugar diferenciado, por más que lo cuenten. Comprendo que quizá la atención sobre el conjunto de Mazagón no ha sido la adecuada y es aquí donde, tanto Averna como la Junta de Andalucía, deberían buscar soluciones. La primera, presionando a las autoridades municipales para que realicen mayores y mejores inversiones sobre el lugar y, la segunda, fiscalizando el posible abandono o desatención en el que se pueda encontrar.