FOTO: MAZAGÓN BEACH
PERROS EN LA PLAYA DE MAZAGÓN
Publicado en Odiel Información el 15 de agosto de 2008
Publicado en Odiel Información el 15 de agosto de 2008
Todas las playas públicas españolas tienen prohibido el acceso a los perros. La responsabilidad de esta prohibición no es de Costas, sino de los ayuntamientos de cada pueblo. Pero una cosa es lo que está prohibido por las normativas, y otra muy distinta es la realidad social.
No es ésta una crítica contra los perros, sino contra esos dueños que se saltan a la torera las normativas y pisotean los derechos de los demás. Una persona que no es capaz de respetar unas normas de convivencia, difícilmente le puede dar una educación correcta a su perro.
En casi todas las playas de Mazagón hay carteles que prohíben el acceso a los perros, y por la megafonía de Protección Civil se recuerda periódicamente esta prohibición. Sin embargo, a cualquier hora del día la gente pasea libremente con sus perros por la playa, y en la mayoría de los casos llevándolos sueltos, lo que supone un peligro para niños y mayores.
Me parece estupendo que a la gente le guste estar acompañada de su perro, pero cuando pensaron en su posesión, sabían que también tenían unas limitaciones: montarse en el autobús con ellos, entrar en el restaurante y pasearlos por la playa.
Nadie tiene por qué compartir el baño con un perro, esquivar su caca, soportar que te lamen la pierna, dejándote sus babas pegadas, mientras el dueño trata de tranquilizarte diciéndote: «No se preocupe, si no hace nada. Lo que quiere es jugar», como si uno tuviera sus mismos gustos.
No se puede pasear con un perro por la playa, como no se puede circular con un vehículo a motor, pescar o hacer barbacoas. Si las normas no se respetan, corremos el peligro de que la convivencia se convierta en una anarquía.
Hay quien piensa que el problema se soluciona imponiendo un impuesto a los dueños de los perros, así; sólo tendrían perro los que verdaderamente aman a este animal, y no los que los adquieren por moda o capricho. No, no creo que ésa sea una buena solución, porque al final terminaremos pagando hasta por el aire viciado que respiramos. El problema se resuelve de la misma manera que se resolvió el tráfico de todoterrenos por la playa: reforzando la vigilancia, haciendo cumplir la ley a rajatabla y castigando con sanciones severas a quien no la respete.
José Antonio Mayo Abargues
No es ésta una crítica contra los perros, sino contra esos dueños que se saltan a la torera las normativas y pisotean los derechos de los demás. Una persona que no es capaz de respetar unas normas de convivencia, difícilmente le puede dar una educación correcta a su perro.
En casi todas las playas de Mazagón hay carteles que prohíben el acceso a los perros, y por la megafonía de Protección Civil se recuerda periódicamente esta prohibición. Sin embargo, a cualquier hora del día la gente pasea libremente con sus perros por la playa, y en la mayoría de los casos llevándolos sueltos, lo que supone un peligro para niños y mayores.
Me parece estupendo que a la gente le guste estar acompañada de su perro, pero cuando pensaron en su posesión, sabían que también tenían unas limitaciones: montarse en el autobús con ellos, entrar en el restaurante y pasearlos por la playa.
Nadie tiene por qué compartir el baño con un perro, esquivar su caca, soportar que te lamen la pierna, dejándote sus babas pegadas, mientras el dueño trata de tranquilizarte diciéndote: «No se preocupe, si no hace nada. Lo que quiere es jugar», como si uno tuviera sus mismos gustos.
No se puede pasear con un perro por la playa, como no se puede circular con un vehículo a motor, pescar o hacer barbacoas. Si las normas no se respetan, corremos el peligro de que la convivencia se convierta en una anarquía.
Hay quien piensa que el problema se soluciona imponiendo un impuesto a los dueños de los perros, así; sólo tendrían perro los que verdaderamente aman a este animal, y no los que los adquieren por moda o capricho. No, no creo que ésa sea una buena solución, porque al final terminaremos pagando hasta por el aire viciado que respiramos. El problema se resuelve de la misma manera que se resolvió el tráfico de todoterrenos por la playa: reforzando la vigilancia, haciendo cumplir la ley a rajatabla y castigando con sanciones severas a quien no la respete.
José Antonio Mayo Abargues