Lamentable estado de suciedad en el que se encuentra el acceso a la playa
FOTOS: MAZAGÓN BEACH
Publicado en Huelva Información el 25 de octubre de 2008
En el verano de 2005, 168 familias fueron desalojadas por orden judicial del Camping “La Fontanilla” de Mazagón, situado en un terreno privilegiado de la costa en el que tienen puestos sus ojos varios promotores urbanísticos que pretenden transformar la zona en una lujosa urbanización turística con campos de golf, ya que en el año 2002 fue aprobada la modificación del Plan de Ordenación de Mazagón, POM, que autoriza el aprovechamiento urbanístico de esta zona.
A pesar de que aún quedaban cerca de 30 años de concesión para el disfrute del terreno, renovable cada 5 años, el 30 de junio de 2005 la Junta de Andalucía se negó a renovar la licencia a la empresa Explotaciones Andaluzas de Turismo (Exantur). Sin embargo, la delegada de Turismo, Rosario Ballester, en declaraciones posteriores aseguró que nadie había presentado oficialmente ninguna solicitud para ampliar la licencia, y que al margen de esto, el camping no cumplía las exigencias de la normativa, ya que en varias inspecciones se había constatado la existencia de pozos negros, retretes y duchas vertiendo el agua en agujeros improvisados. No era éste un argumento válido para justificar el cierre, pues corrigiendo los defectos medioambientales se habría adaptado a la normativa. Es obvio que estas 20 hectáreas que ocupaba el camping es un apetitoso pastel del que los amigos de la especulación no quieren perder tajada.
En el verano de 2005, 168 familias fueron desalojadas por orden judicial del Camping “La Fontanilla” de Mazagón, situado en un terreno privilegiado de la costa en el que tienen puestos sus ojos varios promotores urbanísticos que pretenden transformar la zona en una lujosa urbanización turística con campos de golf, ya que en el año 2002 fue aprobada la modificación del Plan de Ordenación de Mazagón, POM, que autoriza el aprovechamiento urbanístico de esta zona.
A pesar de que aún quedaban cerca de 30 años de concesión para el disfrute del terreno, renovable cada 5 años, el 30 de junio de 2005 la Junta de Andalucía se negó a renovar la licencia a la empresa Explotaciones Andaluzas de Turismo (Exantur). Sin embargo, la delegada de Turismo, Rosario Ballester, en declaraciones posteriores aseguró que nadie había presentado oficialmente ninguna solicitud para ampliar la licencia, y que al margen de esto, el camping no cumplía las exigencias de la normativa, ya que en varias inspecciones se había constatado la existencia de pozos negros, retretes y duchas vertiendo el agua en agujeros improvisados. No era éste un argumento válido para justificar el cierre, pues corrigiendo los defectos medioambientales se habría adaptado a la normativa. Es obvio que estas 20 hectáreas que ocupaba el camping es un apetitoso pastel del que los amigos de la especulación no quieren perder tajada.
El Fontanilla antes de ser demolido
Lo cierto es, que las 168 familias que tenían contrato anual y utilizaban el camping como segunda vivienda, aportando su granito de arena a la economía de Mazagón, fueron desalojadas y perdieron todas sus propiedades al negarse a retirarlas como medida de presión para que el camping no fuera demolido.
Tres años después, en este maravilloso paraje que mira al mar, rodeado de pinos, jaras y romero, no hay ni campistas ni golfistas. Los primeros se han instalado en otros Campings o han cambiado su filosofía del turismo; los segundos continúan alojándose junto a los campos de golf de Islantilla y Matalascañas.
Es evidente que los “guiris” dejan más dinero que el turismo de mochila, pero mucho me temo que a tenor de la crisis económica que están sufriendo todos los sectores, sobre todo el de la construcción, este proyecto se va a dilatar mucho en el tiempo y el cierre del Fontanilla va a contribuir a la proliferación de las acampadas ilegales en la playa.
José Antonio Mayo Abargues
Tres años después, en este maravilloso paraje que mira al mar, rodeado de pinos, jaras y romero, no hay ni campistas ni golfistas. Los primeros se han instalado en otros Campings o han cambiado su filosofía del turismo; los segundos continúan alojándose junto a los campos de golf de Islantilla y Matalascañas.
Es evidente que los “guiris” dejan más dinero que el turismo de mochila, pero mucho me temo que a tenor de la crisis económica que están sufriendo todos los sectores, sobre todo el de la construcción, este proyecto se va a dilatar mucho en el tiempo y el cierre del Fontanilla va a contribuir a la proliferación de las acampadas ilegales en la playa.
José Antonio Mayo Abargues