FOTOS: MAZAGÓN BEACH
Publicado en Huelva Información el día 20 de noviembre de 2008
Si estás agobiado por el ritmo de trabajo o la monotonía del mismo, por un pequeño problema familiar, sentimental o económico, o por cualquiera de esas cosas que a todos nos pasan algunas veces, alterando nuestro estado de ánimo, y no quieres sentarte en el diván de un psiquiatra para vomitar todas tus neuras, porque sabes que terminará solucionando tu problema con sustancias euforizantes, de las que seguramente dependerás toda tu vida, sal de esa asfixiante burbuja cotidiana que te impide ver el horizonte y ven a Mazagón. Acércate a este lugar paradisíaco donde podrás disfrutar del campo, de la playa, del sol y de una suave temperatura. Adéntrate en un inmenso bosque de pinos piñoneros, que ahora lucen un verde rabioso y disfruta bajo el manto de sus copas de un silencio absoluto y de un aire impregnado de una amalgama de aromas naturales. Visita el poblado forestal, que fue el primer asentamiento de Mazagón, y de allí accede a los acantilados de arena fosilizada, una orografía singular desde donde podrás contemplar una fascinante vista de la playa o una hipnotizante puesta de sol. Mazagón te ofrece numerosas opciones para desconectar de este mundo cargado de responsabilidades y preocupaciones. Visitar el pino centenario del Parador, la Torre del Oro, o lo que queda de ella, una antigua torre vigía que fue construida hace más de trescientos años para proteger la costa; la casa del Vigía, que fue la primera obra de hormigón en la provincia de Huelva, los Búnkers de guerra de la Avenida Conquistadores, construidos durante la Segunda Guerra Mundial en previsión de una posible invasión de los aliados, o dar un paseo al atardecer por el puerto deportivo, son sólo algunas de esas opciones; las demás tendrás que descubrirlas tú.
Cuando vuelvas a casa te habrás desprendido del lastre que te machacaba la cabeza y tendrás las ideas limpias y claras. Verás las cosas de otra manera. Visitar Mazagón es un remedio sano y natural que debería estar prescrito por los médicos.
José Antonio Mayo Abargues
