RECORDANDO EL PASADO
AÑO 1983
FUENTE: Hemeroteca ABC
LOS ÚLTIMOS PESCADORES DE MAZAGÓN
De la pesca viven actualmente en Mazagón cinco familias, y tres más en verano. El protagonista de este reportaje, Juan Ramón María "Chanico", de 49años de edad, hijo de portugueses, sale todos los días a la mar con su hijo José Manuel, de 23 años, pero dejaría la pesca si todo no estuviera tan mal. Todavía recuerda cuando sus padres venían a trabajar a las gateras que pescaban sardinas para las fábricas de conserva. "Chanico" cuenta que antes había cuatro familias que pescaban al copo y que necesitaban más de cincuenta hombres para extraerlo cargado de peces de todas clases: sardinas, boquerones, bonito, choco, corvina, lenguado, langostinos... Hoy sólo se consigue capturar chocos, langostinos y lenguados. El resto desapareció con la contaminación del Polo industrial, que no permite el desove de las especies. Ahora, además, el enorme espigón impide las fuertes mareas y obliga a los pescadores a separarse más de la costa, con el consiguiente peligro. Juan y su hijo son los últimos supervivientes en Mazagón del oficio de pescador.
AÑO 1983
FUENTE: Hemeroteca ABC
LOS ÚLTIMOS PESCADORES DE MAZAGÓN
De la pesca viven actualmente en Mazagón cinco familias, y tres más en verano. El protagonista de este reportaje, Juan Ramón María "Chanico", de 49años de edad, hijo de portugueses, sale todos los días a la mar con su hijo José Manuel, de 23 años, pero dejaría la pesca si todo no estuviera tan mal. Todavía recuerda cuando sus padres venían a trabajar a las gateras que pescaban sardinas para las fábricas de conserva. "Chanico" cuenta que antes había cuatro familias que pescaban al copo y que necesitaban más de cincuenta hombres para extraerlo cargado de peces de todas clases: sardinas, boquerones, bonito, choco, corvina, lenguado, langostinos... Hoy sólo se consigue capturar chocos, langostinos y lenguados. El resto desapareció con la contaminación del Polo industrial, que no permite el desove de las especies. Ahora, además, el enorme espigón impide las fuertes mareas y obliga a los pescadores a separarse más de la costa, con el consiguiente peligro. Juan y su hijo son los últimos supervivientes en Mazagón del oficio de pescador.