Fuente: Huelva Información
Rafael Ordóñez
ESTÁ mi pueblo casi tal como lo encontré hace ya treinta años en que me vine a vivir a él. Eso tiene, como todo, sus ventajas y sus inconvenientes. Por el lado a guardar, te sigues encontrando con el mismo buen personal que aquí vive y con la misma excelente gente que inunda sus estancias en verano. Por el costado a desechar, decir que sigue la infraestructura urbana en el mismo nivel de desidia municipal con el que habitualmente es maltratada la población autóctona y foránea desde hace ya no sé cuanto tiempo. Estamos tan acostumbrados a la inacción municipal que, a lo peor, un día arreglan algo y nos da un soponcio. Para eso es mejor seguir tal cual. Acabamos de celebrar nuestra fiesta anual. Nos sentimos tan unidos a la capital que nos festejamos coincidiendo con las colombinas. Doy fe de que hay quien comparte las dos. Ahí es nada. Ignoro como ha resuelto el ayuntamiento capitalino, si es que ha tenido que hacerlo, el malhadado problema del botellón. Esta calamidad nacional, como la definió el Defensor del Pueblo Español, en Mazagón es santo y seña de la feria mazagonera. Esto es lo que cree, al menos, el ayuntamiento. Yo pienso que no, que la feria de Mazagón nación sin botellón, se desarrolló magníficamente sin el mismo y estará esplendida y hermosa el día en el que desaparezca esta lacra. Pero el ayuntamiento no es de esta opinión. Lo prueba el bando municipal que con la firma del señor alcalde se ha colgado de postes y farolas. El título es ya de por sí horrísono: Bando del Botellón. Lo abre un preámbulo en el que se expone la necesidad de dicha proclama para mayor gloria y realce de la feria. Ya lo saben, se regula la procacidad y la zafiedad más extrema para realzar la fiesta mazagonera. La primera en la frente. A continuación, enumera la autoridad las prescripciones que se consideran para el buen desarrollo del maldito botellón. Se le indica, en primer lugar a los excelentísimos señores botelloneros que no salgan del recinto acotado. El ayuntamiento ha tenido a bien habilitar una zona para ellos, dando carta de naturaleza y reconocimiento oficial al hecho de que varios cientos de jóvenes y adolescentes consuman alcohol hasta la extenuación o el coma. En el segundo punto del bando botellonero, la autoridad prohíbe a los habitantes del coto alcohólico arrojar basuras fuera de los puntos señalados. Leer este punto todas las mañanas postbotelloneras hace que a los vecinos de la zona les dé la risa floja y haya que sujetarlos para que dejen de reír. El tercer punto es de auténtica aurora boreal: prohíbe el consumo de alcohol a los menores de edad; o lo que es lo mismo al ochenta por ciento de los habitantes del recinto. Y la cuarta y última prohibición del bando es para "la realización de necesidades fisiológicas" dentro de la zona. Vayan y vean la zona de marras cualquier mañana siguiente a los hechos de autos y me lo cuentan. Así pues continúa la fiesta. Mazagón 2009 y el botellón. Maldito maridaje.
Rafael Ordóñez
ESTÁ mi pueblo casi tal como lo encontré hace ya treinta años en que me vine a vivir a él. Eso tiene, como todo, sus ventajas y sus inconvenientes. Por el lado a guardar, te sigues encontrando con el mismo buen personal que aquí vive y con la misma excelente gente que inunda sus estancias en verano. Por el costado a desechar, decir que sigue la infraestructura urbana en el mismo nivel de desidia municipal con el que habitualmente es maltratada la población autóctona y foránea desde hace ya no sé cuanto tiempo. Estamos tan acostumbrados a la inacción municipal que, a lo peor, un día arreglan algo y nos da un soponcio. Para eso es mejor seguir tal cual. Acabamos de celebrar nuestra fiesta anual. Nos sentimos tan unidos a la capital que nos festejamos coincidiendo con las colombinas. Doy fe de que hay quien comparte las dos. Ahí es nada. Ignoro como ha resuelto el ayuntamiento capitalino, si es que ha tenido que hacerlo, el malhadado problema del botellón. Esta calamidad nacional, como la definió el Defensor del Pueblo Español, en Mazagón es santo y seña de la feria mazagonera. Esto es lo que cree, al menos, el ayuntamiento. Yo pienso que no, que la feria de Mazagón nación sin botellón, se desarrolló magníficamente sin el mismo y estará esplendida y hermosa el día en el que desaparezca esta lacra. Pero el ayuntamiento no es de esta opinión. Lo prueba el bando municipal que con la firma del señor alcalde se ha colgado de postes y farolas. El título es ya de por sí horrísono: Bando del Botellón. Lo abre un preámbulo en el que se expone la necesidad de dicha proclama para mayor gloria y realce de la feria. Ya lo saben, se regula la procacidad y la zafiedad más extrema para realzar la fiesta mazagonera. La primera en la frente. A continuación, enumera la autoridad las prescripciones que se consideran para el buen desarrollo del maldito botellón. Se le indica, en primer lugar a los excelentísimos señores botelloneros que no salgan del recinto acotado. El ayuntamiento ha tenido a bien habilitar una zona para ellos, dando carta de naturaleza y reconocimiento oficial al hecho de que varios cientos de jóvenes y adolescentes consuman alcohol hasta la extenuación o el coma. En el segundo punto del bando botellonero, la autoridad prohíbe a los habitantes del coto alcohólico arrojar basuras fuera de los puntos señalados. Leer este punto todas las mañanas postbotelloneras hace que a los vecinos de la zona les dé la risa floja y haya que sujetarlos para que dejen de reír. El tercer punto es de auténtica aurora boreal: prohíbe el consumo de alcohol a los menores de edad; o lo que es lo mismo al ochenta por ciento de los habitantes del recinto. Y la cuarta y última prohibición del bando es para "la realización de necesidades fisiológicas" dentro de la zona. Vayan y vean la zona de marras cualquier mañana siguiente a los hechos de autos y me lo cuentan. Así pues continúa la fiesta. Mazagón 2009 y el botellón. Maldito maridaje.