Zona afectada desde el Espigón Juan Carlos I.
Foto: Huelva Información
Fuente: Huelva Información
La compañía revisará con un robot el interior de la conducción
Fue un incidente sin apenas consecuencias, pero tanto las autoridades como la propia Cepsa quieren tomar todas las precauciones para que no vuelva a repetirse. La mancha de petróleo ligero -de la variedad esclavo- de 500metros de longitud por unos 50 de ancho aparecida el pasado martes en las inmediaciones el espigón Juan Carlos I hizo saltar las alarmas en la refinería de La Rábida. Aunque las causas están aún bajo investigación, fuentes oficiales informaron ayer que ya se conoce el probable origen del vertido: un "pequeño poro abierto" en la tubería de 10,3 kilómetros de longitud que conduce el crudo desde la monoboya en la que descargan los petroleros hasta la refinería.
Las indagaciones de la compañía, según las mismas fuentes, se centran en saber si dicho poro se abrió como consecuencia del impacto en la tubería de un "agente externo" -como ocurrió aparentemente con el vertido del pasado mes de julio- o si las causas hay que buscarlas en el desgaste de la propia conducción. La cantidad vertida fue mínima y las primeras estimaciones indican que tan sólo llegaron al mar alrededor de 80 litros de crudo.
Cepsa llevará a cabo una inspección en profundidad de la tubería por medio de un robot que revisará su interior de un extremo a otro mediante sondas circulares, una operación ya prevista por la compañía con anterioridad a los incidentes ocurridos pero que servirá para despejar algunas de las dudas existentes.
A raíz del vertido ocurrido en julio pasado, y siempre según las mismas fuentes, se adoptaron ya una serie de medidas de seguridad extremas para prevenir nuevos vertidos, como la prohibición de que las descargas de petróleo se realizasen de noche, una disminución de la presión a la que circula el crudo por dicha línea submarina y una vigilancia permanente de todas las operaciones de mediante barcos especializados y buzos.
El subdelegado del Gobierno en Huelva, Manuel Bago, anunció ayer la apertura de un expediente a la refinería La Rábida por este último escape de crudo y precisó que las autoridades serán "implacables" ante este tipo de acontecimientos. En declaraciones a los periodistas, Bago explicó que desde la Administración no se va "a consentir que vertidos de este tipo puedan producirse con esta frecuencia", en alusión al ocurrido en julio y que provocó otro expediente contra la compañía petrolífera que aún no se ha resuelto.
"Vamos a ser muy rigurosos e implacables contra cualquier tipo de defectos o falta de atención en temas tan trascendentales como el desembarco de petróleo en la costa onubense", indicó el subdelegado, aunque añadió que la mancha se había disuelto.
Foto: Huelva Información
Fuente: Huelva Información
La compañía revisará con un robot el interior de la conducción
Fue un incidente sin apenas consecuencias, pero tanto las autoridades como la propia Cepsa quieren tomar todas las precauciones para que no vuelva a repetirse. La mancha de petróleo ligero -de la variedad esclavo- de 500metros de longitud por unos 50 de ancho aparecida el pasado martes en las inmediaciones el espigón Juan Carlos I hizo saltar las alarmas en la refinería de La Rábida. Aunque las causas están aún bajo investigación, fuentes oficiales informaron ayer que ya se conoce el probable origen del vertido: un "pequeño poro abierto" en la tubería de 10,3 kilómetros de longitud que conduce el crudo desde la monoboya en la que descargan los petroleros hasta la refinería.
Las indagaciones de la compañía, según las mismas fuentes, se centran en saber si dicho poro se abrió como consecuencia del impacto en la tubería de un "agente externo" -como ocurrió aparentemente con el vertido del pasado mes de julio- o si las causas hay que buscarlas en el desgaste de la propia conducción. La cantidad vertida fue mínima y las primeras estimaciones indican que tan sólo llegaron al mar alrededor de 80 litros de crudo.
Cepsa llevará a cabo una inspección en profundidad de la tubería por medio de un robot que revisará su interior de un extremo a otro mediante sondas circulares, una operación ya prevista por la compañía con anterioridad a los incidentes ocurridos pero que servirá para despejar algunas de las dudas existentes.
A raíz del vertido ocurrido en julio pasado, y siempre según las mismas fuentes, se adoptaron ya una serie de medidas de seguridad extremas para prevenir nuevos vertidos, como la prohibición de que las descargas de petróleo se realizasen de noche, una disminución de la presión a la que circula el crudo por dicha línea submarina y una vigilancia permanente de todas las operaciones de mediante barcos especializados y buzos.
El subdelegado del Gobierno en Huelva, Manuel Bago, anunció ayer la apertura de un expediente a la refinería La Rábida por este último escape de crudo y precisó que las autoridades serán "implacables" ante este tipo de acontecimientos. En declaraciones a los periodistas, Bago explicó que desde la Administración no se va "a consentir que vertidos de este tipo puedan producirse con esta frecuencia", en alusión al ocurrido en julio y que provocó otro expediente contra la compañía petrolífera que aún no se ha resuelto.
"Vamos a ser muy rigurosos e implacables contra cualquier tipo de defectos o falta de atención en temas tan trascendentales como el desembarco de petróleo en la costa onubense", indicó el subdelegado, aunque añadió que la mancha se había disuelto.