31 octubre, 2009

CHAPAPOTE EN MAZAGÓN: AVISO AL OLEODUCTO

Playa de Ciparsa
Fuente: www.franciscovelasco.blogia.com
Francisco Velasco
Que, desde hace casi medio siglo, la playa de Mazagón ha venido sufriendo los efectos del derrame de carburante, lo sabemos cuantos onubenses hemos elegidos aquella zona como rincón de baños y de descanso. Todavía en la arena, pese a los esfuerzos de limpieza, se observan huellas negras. Desde la orilla, los bañistas contemplamos en el cercano horizonte cómo buques de gran calado se suceden en su ruta petrolífera. El problema -porque es un problema de envergadura- no es tal en Punta Umbría, La Antilla o Matalascañas. Se centra en Mazagón. Lo cual, por otra parte, entra dentro de la lógica más elemental de la proximidad territorial del lugar de destino.
Nada más hipócrita que cerrar los ojos y morderse la lengua cuando la Junta de Andalucía parece decidida a dar el visto bueno a un oleoducto extremeño que pretende pisotear, hollar, suelo andaluz. Oleoducto como negocio en el que tiene grandes intereses un empresario muy cercano al PSOE. Partido el psoecialista en cuyo favor gobiernan los Ejecutivos de España, de Extremadura y de Andalucía. No hay casualidad. Si los dirigentes de la era zapateril quieren que el oleoducto en ciernes atraviese la provincia de Huelva, lo lograrán. En cuyo caso, desde el norte hasta el sur, una multikilométrica serpiente de acero y asfalto reptará por el variado paisaje de nuestra provincia. En su vientre portaría tal cantidad de veneno negro que, de evacuarlo accidentalmente fuera de lugar, provocaría un daño irreparable a la sierra, a la comarca andevaleña, al condado y a la costa. Mazagón es la desembocadura. Otra vez. No cabe. Mazagón tiene que salir a flote. Balboa, no. Ni Balboa ni Vasco de Gama ni Cortés ni Pizarro. Oleoducto, no. La gente de Huelva tenemos que aprender a decir no. No supimos oponernos en la dictadura. ¿Sabremos hacerlo en la democracia, o sucumbiremos a los cantos de sirena del psoecialismo más activo? Si, como Odiseo, nos hemos de amarrar al mástil de la fortaleza antisugestiva, que nos aten. Bien fuerte. Oleoducto, no.
Francisco Velasco es abogado e historiador.