Playa de Mazagón
El plan destaca el potencial de Mazagón y Matalascañas por sus espacios naturales colindantes
Fuente: Huelva Información
C. López
No es necesario ser autocrítico para concluir que algo se ha hecho mal para que en los últimos cuarenta años Doñana no haya sabido rentabilizar turísticamente el envidiable patrimonio del que puede presumir. La misma sentencia, aunque edulcorada tras el pertinente filtro del eufemismo, se puede extraer de la memoria informativa que precedió al II Plan de Desarrollo Sostenible de Doñana (PDSD) e incluso este PUP vuelve a poner el acento en este punto.
Ahora y sólo ahora que al ladrillo se le ha exprimido su última gota de rentabilidad, empresas y administraciones pretenden virar su modelo de desarrollo. La traducción en el plan a esta lectura se escenifica como sigue: "El sector turístico se ha visto limitado durante años a la explotación del recurso sol y playa, mediante un modelo en el que prevaleció la edificación residencial con un aprovechamiento intensivo del suelo costero, concentrado en Sanlúcar de Barrameda, Matalascañas y Mazagón".