Edificio de la Mancomunidad de Mazagón
Fuente: ABC
Los ayuntamientos costeros han convertido el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en una especie de anarquía, creando grandes desigualdades entre municipios. Y es que una vivienda en una playa con el mismo valor catastral que otra situada en un punto del litoral diferente puede soportar más del doble de IBI en función del gravamen que aplique el Consistorio.
Palos de la Frontera, que comparte con Moguer la gestión del enclave turístico de Mazagón, tiene un gravamen del 0,74 por ciento sobre el valor catastral en el apartado de IBI urbano, y el 0,50 en el IBI rústico. Las mismas cifras sirven para el caso de Mazagón.