El Plan de Ordenación de Costas de 1977 para la playa de Mazagón, tenía previsto construir espigones perpendiculares a la playa para paliar los efectos del cambio de corrientes marinas y la falta de aportes de arena. Este antiguo proyecto se tenía que haber realizado con carácter de urgencia, junto a las obras del Espigón Juan Carlos I. Si las obras se hubieran llevado a cabo, hubieran frenado la desaparición de arena de la playa, originada por la continua sucesión de temporales y las consecuencias del espigón Juan Carlos I, que han alterado las corrientes y las mareas, impidiendo el avance de la arena. Sin embargo, Costas olvidó este proyecto en un cajón, donde aún sigue guardado, y optó por la regeneración con arena, una medida absurda e ineficaz.
Los espigones, a pesar del gran impacto visual que provocan, son hoy por hoy, la mejor solución para hacer frente a la desaparición de la arena de la playa de Mazagón y a las viviendas de la primera línea de playa que están condenadas a desaparecer si no se toman medidas urgentemente. No hace falta ser geólogo ni oceanógrafo, sino tener un poco de sentido común para saber que la mejor solución no es aportar arena, sino evitar que ésta se vaya.