Foto: Mazagón Beach
Fuente: Odiel Información
José Antonio García
A diario, y por un periodo de meses, la arena extraída en la zona de ampliación del puerto deportivo de Mazagón ha sido depositada en el otro extremo de la playa (El Julianejo), lo que ha posibilitado la regeneración de dicho lugar. Ahora es de suponer que los trabajos recién iniciados frente al tramo urbanizado de la calle Miguel Ballesta (popularmente, Casas de Bonares), con objeto de paliar también los efectos de la fuerte erosión sufrida durante los últimos años, tengan la continuidad necesaria, de manera que Mazagón todo pueda ofrecer una imagen parecida a la del paraíso que fue antaño, tarea fácil de conseguir puesto que esta playa, hecha sólo por los brazos -y el abrazo- de la naturaleza, aún reúne en demasía esos valores que permiten alcanzar las más altas consideraciones. Cabe pensar, por lo tanto, que el auxilio solicitado por la misma ante las instituciones nacionales, autonómicas y locales, ya sean la Consejería de Medio Ambiente, la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar o los ayuntamientos de Palos y Moguer, sonara con la claridad y urgencia que merece. Porque el problema viene de lejos. Y de lo hondo: ya el proyecto técnico de construcción del dique Juan Carlos I advertía de seguras degradaciones en el litoral. En consecuencia, contemplaba soluciones oportunas (espigones-peine). No se materializaron. Y la profecía hizo sangre. Se impone, pues, actuar. Sin demora. Bien entendemos que los camiones que, hoy, trasiegan por la orilla porten mucho más que arena: lleven rico futuro.