La lentitud de la justicia impide zarpar a dos barcos rusos desde Huelva
La policía concedió un permiso a la tripulación para ir en bici a Mazagón
Fuente: El País
Una tripulación de 17 marineros rusos lleva más de tres años en el muelle sur del Puerto de Huelva esperando la resolución judicial que les permita zarpar y regresar a casa. Los marineros residen en dos buques de arrastre y factoría atracados uno junto a otro, el Jouzas Aleksonis y el Tralmesister Mogliton, de 120 metros de eslora y 19 de manga.
Una larga cadena de embargos y litigios por la propiedad de los barcos confinó a la tripulación a esta oxidada residencia flotante donde, en ocasiones, no tuvieron agua o luz. La complejidad del asunto, que se remonta a 2005, se debe a que la justicia española debía resolver el conflicto por la titularidad de los buques entre dos países, Rusia y Mauritania. La historia, sin embargo, podría llegar a su fin en las próximas semanas.
La Capitanía Marítima de Huelva asegura que, "solucionados los últimos trámites", ya se ha contratado un remolque para trasladar el primero de ellos a Algeciras (Cádiz) antes de 20 días. Todo comenzó a finales de 2005, cuando los dos buques, en principio con bandera rusa, pescaban en aguas mauritanas. Allí tuvieron problemas de pago al Gobierno (tasas, permisos), que decidió incautar los barcos y subastarlos. La subasta se adjudicó a un armador mauritano, que cambió los nombres a Widad 2 y Widad 3.
En 2006 solicitaron autorización al Puerto de Huelva para arreglar problemas técnicos. Pero pasaban los meses, y no había actividad alguna de reparación. Entonces comenzaron a llegar embargos judiciales (de Cádiz, de Las Palmas, de Moguer y del Juzgado Mercantil de Huelva). Los rusos habían alegado que los barcos eran robados. Los mauritanos decían que eran suyos, adquiridos en subasta pública. Los juzgados españoles pasaron a embargarlos temporalmente hasta que se resolviera el litigio.
Ya en 2007 se otorgó la propiedad a los rusos, que volvieron a los nombres originales, pero nadie acudió a por ellos. "Al ser una empresa estatal rusa, no mira tanto el dinero, no han hecho demasiada presión. Si fuera una empresa privada, se hubieran movido antes", explicó Luis Dacal, Capitán Marítimo de Huelva. La policía concedió un permiso especial a la tripulación para viajar en bicicleta a Mazagón (Huelva), a 11 kilómetros del puerto. "Estamos muy cansados", confesó ayer uno de los ingenieros del barco, el ruso Potter Sustak, de 57 años. "Poca comida, muchos cigarrillos", añadió.
El número de marineros, en un principio de 40, fue variando estos años, entre otras razones, por el cambio de propiedad. Cuando ondeaba la bandera de Mauritania, eran de nacionalidad ucrania -alguno de ellos fue repatriado por ayudar a descargar hachís a traficantes locales-. Más tarde el barco volvió a ser ruso y la tripulación se renovó.
La Capitanía Marítima obliga a que viva alguien a bordo, por motivos de seguridad. "Es normal que ocurran estos conflictos en los puertos", declaró Dacal, quien subrayó que, "lo anormal es que se tarde tanto en resolver". El de Huelva no es, sin embargo, el único caso. El pasado agosto un armador panameño abandonó a 16 tripulantes en Algeciras sin víveres ni combustible.