Redacción Mazagón Beach
Esta ruta cicloturista que comenzó hace dos años, y que va ya por su quinta edición, se ha convertido en todo una clásica de este deporte. La idea surgió de José Ignacio Noguera, un mazagonense, residente en Sevilla que sigue sintiendo esta tierra hasta en su médula.
La idea fue un reto, un desafío a lo desconocido; midieron sus fuerzas y dijeron: «Hasta Mazagón, llegamos». Ellos no están federados ni pertenecen a ningún equipo, aunque se hacen llamar el Club Almogambo; simplemente son un grupo de amigotes, que guiados por José Ignacio Noguera, buen conocedor de estas tierras se embarcaron en la aventura.
La primera expedición fue el viernes 22 de mayo de 2009. Eligieron esta fecha porque los carriles del Aljarafe hacia el Rocío iban a estar atestados de todoterrenos, quads y bicicletas durante el fin de semana. Los tres pioneros, Juan Carlos, Migue, y José Ignacio, se dieron cita a las 7:00 horas en Mairena del Aljarafe, y tras la foto de rigor partieron hacia la 1ª etapa, Villamanrique de la Condesa, 30 kilómetros, una etapa preciosa que discurrió entre girasoles, olivos y pinos, que los acompañaron durante todo el camino. Cruzaron el vado del Quema, un lugar mítico donde la multitud se congrega en las dos orillas para ver pasar a las carretas que se dirigen al Rocío, y donde se bautizan los romeros.
En la 2ª etapa, Villamanrique-El Rocío, 22 kilómetros, toman la carretera de las fresas, que es la carretera local que va hasta Almonte, para evitar coger por la Raya, ya que está impracticable para la bicicleta, y hay arenales de más de un kilómetro. Una vez llegados al Rocío, los devotos hacen su visita de rigor a la Virgen, después llenan los bidones de agua, comen algo que aporte energía y evacuan aguas mirando a las marismas, un placer sin igual.
La 3ª y última etapa, El Rocío-Mazagón, es de 45 kilómetros. Los seis primeros son por la carretera a Matalascañas, tomando luego un carril que, tras ocho insoportables kilómetros rodeados de plantaciones de fresas y fincas de ganado los conecta con el preparque de Doñana. A partir de aquí, todo son carriles dentro de un gran pinar de diez kilómetros que enlaza con la carretera de Matalascañas-Mazagón. Pasan por Torre del Oro, Rompeculos, el Parador, y a las 13:30 horas llegan al lugar más deseado por todos: CASA GINÉS, en la calle del Negro
El hombre es un animal de costumbre, y los miembros del Club Almogambo no iban a ser una excepción: comen, beben, y descansan siempre en el mismo sitio. Desayunan en la plaza de Villamanrique y allí siempre se encuentran con un señor mayor, apodado “El Sieso”, muy sabio, que siempre les dice que están locos e intenta desanimarlos. Al llegar del Rocío los devotos se acercan a ver a la Virgen y después mean mirando a la marisma, que para eso está, según dicen. Al llegar a Mazagón se encuentran siempre con Fátima una amiga a la que ya la consideran parte del equipo.
En la última expedición consiguieron el patrocinio de Casa Ginés, gracias a su nuevo gerente, Juan Eugenio, por lo que en la próxima expedición vendrán uniformados luciendo el nombre de este popular negocio. El número de participantes de esta ruta ha ido aumentando en cada expedición hasta llegar a diez, y los tres pioneros han participado en todas.
"El Sieso", que les dice que están locos y los desanima
Fátima, con la que coinciden siempre al llegar a Mazagón