Lo más difícil de una regata no son los contrincantes, ni la fuerza del viento, ni si quiera el tamaño de las olas. Sin lugar a dudas lo más difícil de conseguir es poder estar preparado, tanto el barco como sus tripulantes, el día de la salida.
Hace casi un año pusimos las miras en un nuevo reto personal. Nos llegó la noticia que el Club de Vela de Lagos estaba organizando la Regata Oceánica Lagos-Madeira 2011. Tras valorar nuestras posibilidades para afrontar tantas millas (500 millas, que son unos 900 kilómetros solo la ida) y lo que suponía en cuanto a duración, casi tres semanas:
6 días: Para llevar el barco hasta Lagos y que la organización realice las mediciones y controles de seguridad necesarios.
5 días: duración estimada de la travesía de ida.
2 días: Amarrados en la isla.
6 días: Transportar el barco de vuelta a la península.
Decidimos que podíamos intentarlo.
Así que nos pusimos manos a la obra, estableciendo un planning que abarcaba en el plazo de 12 meses, entrenamientos, regatas, test de material, sustitución del soporte de la quilla, pintado y tratamiento antiosmosis del casco que viene a ser el cáncer de los barcos de fibra, revisión del mástil, muchas reparaciones de velas que se irían destrozando los días de mal tiempo, incluso preparar los exámenes de patrón de yate que se celebrarían a finales de Junio.
A principios de Enero pasamos uno de los momentos más difíciles al tener que esperar la decisión de la organización, en cuanto a si nos permitían participar en regata o no. Fue mucha la documentación que tuvimos que presentar ante el Club y la Marina Portuguesa, pero al final pudimos escuchar el “SÍ QUIERO” que tanto ansiábamos. Los impedimentos tenían su origen en el hecho de que nuestro barco solo mide 6,5 metros.
La organización nos pidió entonces que con carácter previo hiciéramos la regata Palos-Lagos, de unas 100 millas aproximadamente, y que saldrá mañana sábado día 9 de julio. La haremos solo dos tripulantes y por las previsiones meteorológicas que anuncian tendremos una noche del sábado al domingo movidita (en este tipo de pruebas se navega sin descanso día y noche hasta llegar al destino. Espero que el domingo a media mañana lleguemos a tierra.
Pues bien, a falta de menos de dos meses para terminar con los preparativos, todo marcha bien aunque no sin cierto cansancio por las horas dedicadas y “robadas” a mi familia. A quien nunca podré compensar por su incondicional apoyo y seguimiento. Aunque sé que me “reñirá” por decir esto: gracias Isabel por estar siempre ahí…
Arturo Palmer