La playa de Rompeculos vista desde los acantilados del INTA
Soy viajero del tiempo. Escribo esta misiva en el año 2030, soy de Huelva, tengo 20 años, y es para indicaros lo mal que lo hicieron mis antepasados.
No puedo ir a ninguna playa de Huelva, pues estudio y tengo pocos recursos económicos. Mis padres tampoco están bien. En todas hay que abonar 50 € para poder estar. Me habla mi padre que hace décadas, el litoral onubense era casi todo virgen y gratis, pero un tal Pepiño “dicto lo contrario”. Un tal Pepe Juan dicto ejecución, y el Ayuntamiento de Moguer por aquel entonces ejecutó.
Hubo una gran crisis político-económica. El turismo europeo ya no venía a España, a Huelva menos, claro. No hubo más remedio que sostener lo insostenible haciendo pagar impuestos por todo y a todos, sin tener en cuenta su situación económico-social. Al final, se solucionó casi todo vendiendo el litoral del Golfo de Cádiz a los europeos.
Me comentaba mi padre la existencia de varios culatones-playa, donde podías acampar por la noche, y observar con unos prismáticos que le regaló su abuelo las lunas de Júpiter. Eran de mucho aumento. Acampar ya se prohibió. Estaba prohibido también visitar la Playa de noche, pues los alemanes e ingleses en excursiones privadas solían instalar allí sus telescopios portátiles, previo abono de una cuota para ellos insignificante.
En el Merendero del Parador de Mazagón, mis abuelos pasaban grandes jornadas junto a unas barbacoas rudimentarias (sin necesidad del ticket digital ecológico), aquellos que no tenían carnét y no podían pagarse suits en el Barceló Punta Umbría.
Lo peor de todo fue cuando investigué, y descubrí que los que dictaron mil normas prohibitivas, disfrutaron en su juventud (con largas melenas y embriagadoras fumatas), de aquellos maravillosos parajes.
Antonio.