El escarabajo “Picudo Rojo” (Rhynchophorus ferrugineus), protagonista de este desastre.
Redacción Mazagón Beach
El sábado día 15 de octubre anunciábamos en esta página que la plaga del Picudo Rojo había llegado a Mazagón VER y estaba haciendo estragos en las palmeras de esta localidad, afectando a una que llevaba nueve años en mi parcela, aunque no se había desarrollado demasiado, como podéis apreciar en la foto.
En el momento que tuve conocimiento de que mi palmera estaba afectada por esta plaga, lo puse en conocimiento de la Mancomunidad de Mazagón, donde en la administración del Ayuntamiento de Moguer me dieron un folleto explicativo para los tratamientos de la plaga.
Al estar mi vivienda situada en el término municipal de Palos de la Frontera, creí oportuno comunicarlo también a la administración que el Ayuntamiento tiene en la Mancomunidad, donde después de consultar a los técnicos municipales, me aconsejaron —ya que no tenía solución—, quemarla, triturarla o enterrarla a más de un metro de profundidad.
Al día siguiente me puse manos a la obra, empezando por arrancar las palmas, que simplemente con tirar de ellas sin mucho esfuerzo, eran separadas del tronco. De la raíz de cada palma extraje las larvas y las pupas, que fui guardando en unos botes de cristal, examinando minuciosamente que no quedara nada dentro de ella. Este fue el proceso de exterminación más complicado.
Una vez limpias las palmas se fumigaron concienzudamente con los productos químicos recomendados, repitiendo la fumigación varias veces.
Y llegó la hora de exterminar el grueso de la plaga. Esta operación no fue nada difícil, ya que todas las larvas y pupas estaban concentradas en el tronco, y si ponías el oído las escuchabas roer en su interior. Fue para mí una repugnante experiencia que nunca olvidaré. Por lo demás, fue coser y cantar: Se fumigó repetidas veces, llegando a empapar el interior, y después se tapó con un plástico durante cinco días, amarrándolo al ras del suelo para evitar la fuga de las larvas.
Permaneció cinco días cubierta herméticamente para evitar que salieran al exterior y que los productos químicos asfixiaran a la plaga.
El tratamiento fue eficaz, pues después de cinco días las larvas se encontraban todas muertas y se procedió a la extracción del tronco de la tierra y a su posterior quema, dentro de un bidón metálico en un lugar seguro. Posteriormente se fumigó el terreno y se rellenó con tierra.
Las larvas, después de estar más de veinticuatro horas tapadas herméticamente en este bote seguían con vida.
Fotos y video: Mazagón Beach
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