Federico Soubrier
Como si de otro planeta procediese la fotografía, la escombrera a unos metros de Ciparsa, en el bosque colindante a la calle del Negro, contradice lo que necesitan los pinos para desarrollarse, que según nos cuentan los lugareños entrados en años, se autoabonan con la piñocha que sueltan bajo sus copas, seguramente éstos se suicidarán en breve, dado que sus raíces están enterradas en escombros, que no dejan pasar ni las pocas gotas de lluvia que este año la sequía nos está regalando a regañadientes.