La locura preverano ha llegado a
nuestras costas. El cambio de la manga larga por tangas y bañadores con la
huida de las calores, sobre todo sevillanas, hace que nuestros sufridos
comerciantes, tras el frío y la crisis se empiecen a sentir a gusto, nosotros
nos retraeremos un poco a las bajadas entre semana, al menos cuando la marea
está alta, la costumbre de andar solos por nuestra playa, como si comprobásemos
que nuestra finca está bien, habrá que dejarla y compartir, lucharemos por un
aparcamiento y disfrutaremos del colorido multicolor de sombrillas, bañadores,
colchonetas y otros enseres. Se abre la veda a que los pobres subsaharianos
caminen kilómetros con los fardos de vestidos veraniegos a la espalda, gafas y
abalorios y arenas y calor. Compartiremos con los foráneos durante unos meses
la gran maravilla de la que el resto del año somos "dueños". En fin,
se abre la veda y lo que no sé es si será temporada de patos o temporada de
conejos como decía el sabio Bugs Bunny, ya veremos.
Federico Soubrier