30 mayo, 2012

SERÍA OPORTUNO CERRAR EL PORT AVENTURA DE MAZAGÓN.

Partiendo de la base de que es todo un privilegio el que mi buen amigo José Antonio me permita exponer desde la ventana de su Mazagón virtual, que a mi entender casi se come al real, más callado y sufridor, las anomalías que aquí se producen, paso a comentar una de estas muchas cosas que cuando las contemplas en tus apacibles paseos acompañado de tu pareja, con quien compartes tus opiniones o escuchas las suyas. A veces, se hace necesidad el difundirlas y que quien quiera, opine y sobre todo quien pueda, solucione.
Hace tiempo que había oído hablar de una estructura de hotel abandonada y hoy por fin hemos podido verla. La primera impresión acordarnos de Port Aventura, por las subidas y bajadas diáfanas, abiertas, pero no tanto como sus puertas.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, si este edificio se encontrase en construcción, obligaría en un primer cartel de acceso a que todo el que fuese a pasar se pusiese un casco, tendría redes para retener la caída de cascotes o personas, un vigilante con un perro, un televisor para no aburrirse durante la noche y siete candados en la cancela. Pero como está abandonado y no hay nada que robar, pues jornada de puertas abiertas, aunque sin duda una caída sería o mortal de necesidad o nefasta de por vida.
Tengo que decir que si me pilla en tiempos de adolescente, habría subido a contemplar las privilegiadas vistas al mar de las que hubiesen gozado los clientes. Y mucho me temo que con la llegada del verano y de su mano las pandillas de chavales, puestos de juventud, bebida o lo que quiera que esa edad conlleva, a la vista de esta puerta abierta de par en par que te incita a entrar y echar un vistazo, no podrían contenerse.
No se me pasa, que cada vez que uno se queja de algo, si lleva la razón, está molestando o jodiendo de alguna manera al responsable, entiéndase por tal el gestor del proyecto o  la autoridad que competa, dado que el aviso sirve para más agravio y condena, si algo sucediese en el futuro. Pero yo, que tengo un candado de sobra, al igual que alguna que otra querella, no me atrevo a cerrar el pequeño Port Aventura de Mazagón bajo mi responsabilidad, dado que no dudo que de inmediato vendrían a detenerme por intromisión o allanamiento de propiedad ajena o privada. Así funcionan las cosas.
De cualquier manera ahí queda eso, quien quiera entender, que entienda, quien quiera proceder, que proceda. Gracias de nuevo a mi amigo por su impresionante ventana, junto a la hospitalidad de su página, y a ustedes por su complicidad tantas veces demostrada.
Federico Soubrier.