Esta mañana hemos
visto muchos perros vagabundos. Veníamos notando cómo su número aumentaba
últimamente en Mazagón, solo durante el paseo a desayunar contamos hasta diez.
La verdad es que
uno en especial “bandido” (se ha ganado que lo bautizásemos), que pulula por las inmediaciones del bar
Morón, regentado por nuestro amigo Manolo, nos ha caído muy bien. A primera
vista se nota que es muy inteligente, bueno la verdad sea dicha, muy listo, ya
que la inteligencia animal está por descubrirse, al igual que la de algunos
humanos. Que es “leal” (así se llamó mi
primer perro) y que está falto de cariño, ya que cuando lo acaricias se queda
sumido en un estado semihipnótico con una cara de plena felicidad.
Nos gusta verlo y,
lamentablemente, no podemos hacernos
cargo de él, pero seguro que acabará conquistando a alguien.
Cuando veo a estos
pobres animales, recuerdo cuál fue mi sorpresa al comprobar, viendo en un
documental, lo que me habían contado en una conversación en el puerto de Ceuta
tiempo atrás. Allí, sin referirse a la especie en concreto, me comentaba un
marroquí que los monos robaban a las perras sus cachorros y se los llevaban,
incluso que si era necesario los amamantaban para que formasen parte de sus
hordas, convirtiéndolos en una especie de equipo de seguridad que los avisaba
cuando podía haber problemas y los defiende hasta la muerte si es necesario.
Seguramente así
comenzó la relación de los humanos con los canes, pero ahora muchos los
utilizan como juguete cuando son cachorros y después “tararí que te vi”, a
vagabundear por las calles, siendo focos y fuentes de infección. En fin, no
cuento nada nuevo, pero si tenéis curiosidad echad un vistazo a este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=AXkAVZTHHD8
Resulta sorprendente
ver cómo los babuinos roban a los pequeños y los crían haciendo que formen
parte del grupo para tener un verdadero cuerpo de soldados que los protejan.
Federico Soubrier
García.