Pasó la noche mágica de San Juan, los restos de las hogueras
quedan diseminados por la arena.
Miles
de personas repartidas por todo nuestro litoral pasaron la noche al baile de
las rojizas llamas de las fogatas, fue necesaria mucha madera, comida y bebida
para disfrutar del sonido de las olas y el brillar de las estrellas.
Con
buena previsión y acierto, el ayuntamiento tenía supervisado el servicio de
recogida a fin de sanear las arenas para la avalancha de este domingo, en el que
se esperan temperaturas que rondarán los cuarenta grados.
Como el rito de un chamán, que se une a la naturaleza
formando parte de ella, acabando desgastado de vuelos astrales, la noche deja
agotados a los que fueron parte de ella y el merecido descanso dará pie a que
la fuerza vuelva.
Federico
Soubrier.