Llegó el stand de los libros de
la mano de una avalancha de turistas y veraneantes.
Con precios bastante económicos,
podremos disfrutar de cientos de autores y sus historias, de recetas de
cocinas, de llaves de yudo, de mil maravillas, aviones, barcos y hasta
consejos para pescar la mejor pieza desde nuestra silla.
La playa puede, que junto
con el sofá, sea el sitio ideal para disfrutar de los preciados relatos
que nos brindan los imaginativos escritores.
De estas fotos destacaría, la
cantidad de ejemplares, el interés de la niña por la lectura y cómo no, los dos
pillines de la fuente.
Federico Soubrier