13 julio, 2012

Muerte en Rompeculos

Foto de Ricardo Leiva
Fuente: El Periódico de Huelva
Pepa Suárez
Viernes, 13 de Julio de 2012
Un título sugerente para un libro sugerente. Se trata del tercer libro de Federico Soubrier, un escritor que vive en Mazagón hace más de treinta años. En clave de humor y de novela negra, el escritor crea un puzzle perfectamente engarzado donde aparecen asesinatos, un alijo de drogas, un campo de fresas, helicópteros, un policía municipal en silla de ruedas y su compañera de turno, una policía con un físico imponente. La historia comienza en Rompeculos, un paraje marítimo de una belleza salvaje situado a pocos kilómetros de la localidad de Mazagón, y continúa en el litoral marítimo y en el núcleo urbano de esta pequeña localidad. La trama, que cuenta también con una historia apasionada de amor y sexo, trata aspectos como la droga, la inmigración y la crisis, las barreras arquitectónicas y, como no, la segregación. Mazagón es una mancomunidad gestionada por los ayuntamientos de Moguer y Palos. Esta realidad administrativa da lugar a situaciones disparatadas que superan la imaginación más desbordante. Nadie que escriba una novela contextualizada en esta zona, pasaría por alto un sinsentido burocrático que impregna la vida de la localidad y la sumerge en el plano de la ficción y lo absurdo. El libro está ilustrado con cien fotografías de Ricardo Leiva tratadas con tecnología digital, en blanco y negro, de Mazagón y alrededores que dan una idea aproximada del lugar donde transcurre la historia. Federico, que nació en Madrid, hace 54 años, se define como un enamorado del mar. Su tiempo de ocio lo reparte entre la escritura y las actividades deportivas náuticas. Ha hecho casi de todo, pero lo que más le atrae es una travesía marítima en solitario, como la que hizo desde El Rompido a Ceuta cargada de multitud de anécdotas y dificultades que tuvo que salvar por sí mismo. Pero además, se trata de un hombre que siente pasión por la vida y es capaz de transmitirla. En una terraza de la calle del Choco en Mazagón, a la caída de una fresca tarde de julio, me hablaba de sus novelas y dejaba patente el compromiso social que impregna todas sus historias. No es de esas personas que pasa de puntillas por la vida, sino que se detiene a desmenuzar hasta las últimas consecuencias todo lo que observa. Su mujer, Manoli, le acompaña y lo apoya. Es una de las tres personas que está leyendo el libro antes de que esté definitivamente terminado y de que salga a la luz próximamente. “No hay prisa”, puntualiza Manoli, “ahora hay tiempo para hacer algún cambio de última hora”. Federico ha trabajado en el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), situado en la carretera que va de Mazagón a Matalascañas, más de treinta años como vigilante. Ha pasado muchas noches cerca de una costa que muchas veces ha sido objeto de las mafias que trafican con drogas y de las operaciones policiales que tratan de persuadirlas. Historias que ha procesado su imaginación relacionándolas con otras, no menos impactantes y que nadie imaginaría que podrían suceder en este bello y aparentemente apacible rincón del Atlántico. Soubrier ha escrito desde 2003 dos libros más: ‘Rumbo Alzehimer’ y ‘A hostias con el maltrato’, dos libros que tratan temas de rabiosa actualidad y de preocupación social. Tanto el primero como el segundo agotaron sus ediciones y ha tenido la oportunidad de presentarlos en multitud de localidades onubenses. Soubrier muestra su sorpresa cuando comprueba por Internet que se habla de su libro en lugares como Japón y Filipinas. Y se le han abierto muchas puertas. La gran mayoría de las asociaciones españolas relacionadas con el Alzehimer se interesaron por su libro. Suerte con el tercero, Federico.