06 julio, 2012

SUPRESIÓN MANCOMUNIDADES

Cuando uno oye el tema de retirarle la merienda a los reclusos, entonces quiere escuchar, y atina a entender la ineptitud con la que nos están gobernando, aunque esto comience por Cataluña fácilmente se hará extensible al resto del estado; por imaginar, imagino que a nadie se le ocurriría darle a un chimpancé una batuta, colocarlo en el escenario de la Opera de Viena y pedirle que dirija el CONCIERTO PARA PIANO Nº2 EN SI BEMOL MAYOR, Op. 83 de Johannes Brahms. Exactamente es eso lo que hemos hecho entre todos y todas los que hemos participado o dejado de hacerlo en las pasadas elecciones. Parece que sus señorías no han oído hablar de la estupidez del chocolate del loro y este es el modelo económico que están aplicando. Curiosamente justo lo contrario que se está haciendo en EE.UU., comprarle una jaula más amplia y darle pipas con vitaminas, defendiendo lo público y el estado de bienestar; ahora con sanidad extensible a todos.
Aquí aunque el personal está loco por fotografiarse con Obama, no aprenderemos ni a tiros, con recortes en todo y sin consumo, no solo nos vamos al garete, sino que los rescates nos van a pesar como una lápida en la que pudiera rezar “me mató mi propio voto”.
Como me preocupa la noticia comunicada por el Secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, de que el Gobierno aprovechará la anunciada reforma de la administración local para decretar la supresión de esos entes supramunicipales, “Las Mancomunidades”, el despido del personal destinado a su gestión y la posible  toma de las riendas de Mazagón por parte de la Diputación, e intentado indagar y reflexionar sobre ¿qué es este invento y en qué punto se encuentra? 
Dentro del Plan de Reforma de la Administración Local, la ley estatal establece que habrá una especie de examen de viabilidad y de prestación de servicios durante una año, a partir del cual si se demuestra que las mancomunidades no son viables, desaparecerán.
Los procesos y medidas de implementación se concretarán con la aprobación de esta medida en el Congreso y el Senado, que previsiblemente se resolverá antes de finalizar el verano; de momento el gobierno negocia con el PSOE, CiU y PNV, pero evidente con mayoría absoluta el resultado le preocupa poco o  nada.
Entre las muchas razones para que se mantengan las mancomunidades están las de que los municipios se encuentran mejor atendidos debido a la cercanía, existe más trasparencia en la gestión de fondos públicos, hace tiempo que están acostumbradas a gestionar con medidas de austeridad, sus empleados conocen a fondo las deficiencias, necesidades y posibilidades de desarrollo y, por último, y no menos importante, se ha conseguido “filtrar” partidos bisagra en los ayuntamientos que tienen un grado de poder que beneficia visiblemente a las mancomunidades.
Otra razón y quizás la de más peso es que la medida no supondría una reducción del déficit del Estado porque no reciben aportación presupuestaria alguna de éste ni de las comunidades autónomas, se financian mediante cuotas de los municipios miembros y mediante las empresas públicas que gestionan los servicios mancomunados.
Si todo esto sale adelante, nuestra localidad será dirigida por personas que no conocen la idiosincrasia del pueblo, ni viven en sus proximidades, ni tienen interés personal en nuestras necesidades, únicamente trabajan para ser recompensados económicamente, cuestión loable, pero no eficiente para el futuro de Mazagón.
De momento los sindicatos prevén acciones contra lo que ellos consideran que supondrá pérdidas de empleos y de servicios públicos. Como viene siendo habitual, el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro los ha vuelto a ningunear tomando la decisión unilateralmente. De momento, los empleados mancomunitarios no harían mal en ir sumándose a la Marea Negra http://www.elboletin.com/index.php?noticia=56030&name=nacional, he podido comprobar que está teniendo una respuesta exponencial que va preocupando a la Administración, dado que el gobierno solo tiene un talón de Aquiles, consistente en que los empleados públicos inicien una huelga indefinida hasta que se vea obligado a dimitir (no más de una semana o diez días).
Como siempre, será necesario ahondar y profundizar más en qué respuesta puede dar el núcleo social contra esta medida, o esperar que el chimpancé casualmente dirija unas notas acertadas y den marcha atrás a esta idea peregrina.
Federico Soubrier García.