Cuando
uno oye el tema de retirarle la merienda a los reclusos, entonces quiere
escuchar, y atina a entender la ineptitud con la que nos están gobernando,
aunque esto comience por Cataluña fácilmente se hará extensible al resto del
estado; por imaginar, imagino que a nadie se le ocurriría darle a un chimpancé
una batuta, colocarlo en el escenario de la Opera de Viena y pedirle que dirija
el CONCIERTO PARA PIANO Nº2 EN SI BEMOL MAYOR, Op. 83 de Johannes Brahms. Exactamente
es eso lo que hemos hecho entre todos y todas los que hemos participado o
dejado de hacerlo en las pasadas elecciones. Parece que sus señorías no han
oído hablar de la estupidez del chocolate del loro y este es el modelo
económico que están aplicando. Curiosamente justo lo contrario que se está
haciendo en EE.UU., comprarle una jaula más amplia y darle pipas con vitaminas,
defendiendo lo público y el estado de bienestar; ahora con sanidad extensible a
todos.
Aquí
aunque el personal está loco por fotografiarse con Obama, no aprenderemos ni a tiros,
con recortes en todo y sin consumo, no solo nos vamos al garete, sino que los
rescates nos van a pesar como una lápida en la que pudiera rezar “me mató mi
propio voto”.
Como me
preocupa la noticia comunicada por el Secretario de Estado de Administraciones
Públicas, Antonio Beteta, de que el Gobierno aprovechará la anunciada reforma
de la administración local para decretar la supresión de esos entes
supramunicipales, “Las Mancomunidades”, el despido del personal destinado a su
gestión y la posible toma de las riendas
de Mazagón por parte de la Diputación, e intentado indagar y reflexionar sobre
¿qué es este invento y en qué punto se encuentra?
Dentro
del Plan de Reforma de la Administración Local, la ley estatal establece que
habrá una especie de examen de viabilidad y de prestación de servicios durante
una año, a partir del cual si se demuestra que las mancomunidades no son
viables, desaparecerán.
Los
procesos y medidas de implementación se concretarán con la aprobación de esta
medida en el Congreso y el Senado, que previsiblemente se resolverá antes de
finalizar el verano; de momento el gobierno negocia con el PSOE, CiU y PNV,
pero evidente con mayoría absoluta el resultado le preocupa poco o nada.
Entre
las muchas razones para que se mantengan las mancomunidades están las de que
los municipios se encuentran mejor atendidos debido a la cercanía, existe más trasparencia
en la gestión de fondos públicos, hace tiempo que están acostumbradas a
gestionar con medidas de austeridad, sus empleados conocen a fondo las
deficiencias, necesidades y posibilidades de desarrollo y, por último, y no
menos importante, se ha conseguido “filtrar” partidos bisagra en los
ayuntamientos que tienen un grado de poder que beneficia visiblemente a las
mancomunidades.
Otra razón
y quizás la de más peso es que la medida no supondría una reducción del déficit
del Estado porque no reciben aportación presupuestaria alguna de éste ni de las
comunidades autónomas, se financian mediante cuotas de los municipios miembros
y mediante las empresas públicas que gestionan los servicios mancomunados.
Si todo
esto sale adelante, nuestra localidad será dirigida por personas que no conocen
la idiosincrasia del pueblo, ni viven en sus proximidades, ni tienen interés
personal en nuestras necesidades, únicamente trabajan para ser recompensados
económicamente, cuestión loable, pero no eficiente para el futuro de Mazagón.
De
momento los sindicatos prevén acciones contra lo que ellos consideran que
supondrá pérdidas de empleos y de servicios públicos. Como viene siendo
habitual, el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro los ha vuelto a ningunear
tomando la decisión unilateralmente. De momento, los empleados mancomunitarios
no harían mal en ir sumándose a la Marea Negra http://www.elboletin.com/index.php?noticia=56030&name=nacional,
he podido comprobar que está teniendo una respuesta exponencial que va
preocupando a la Administración, dado que el gobierno solo tiene un talón de
Aquiles, consistente en que los empleados públicos inicien una huelga
indefinida hasta que se vea obligado a dimitir (no más de una semana o diez
días).
Como
siempre, será necesario ahondar y profundizar más en qué respuesta puede dar el
núcleo social contra esta medida, o esperar que el chimpancé casualmente dirija
unas notas acertadas y den marcha atrás a esta idea peregrina.
Federico
Soubrier García.