Esta garrafa que la marea arrastró
hacia la orilla, entre la Fontanilla y el Parador, nos llamó la atención por el
color de su contenido. Una vez abierta pudimos comprobar que se trataba de
aceite usado de un motor, que algún desaprensivo que piensa que la mar le
pertenece a él solo, debió arrojar por la borda de un barco.
El aceite usado es uno de los
productos más perjudiciales para el medio ambiente, un solo litro de
aceite contamina un millón de litros de agua, además de producir una película
impermeable en el agua, que impide la oxigenación y provoca la asfixia de los
peces.
No lo pensamos ni un instante y
decidimos llevar la garrafa hacia el coche para dejarla depositada en el Punto
Limpio del polígono industrial.