En una charla mantenida
con José Antonio Mayo, responsable de la página digital Mazagón Beach y su
esposa, le comentaba la noticia sobre las modificaciones establecidas por la
Junta de Andalucía sobre el cultivo del mejillón, BOJA nº 200 de 11/10/2012, y las posibilidades
que Huelva tiene en este sentido, evidentemente refiriéndome a su litoral
marino. Me ha resultado agradable el saber que ella ha mencionado el tema
anteriormente, en reiteradas ocasiones, aludiendo a que en los cabos de fondeo
de los trasmalleros habitualmente se encuentran incrustados estos moluscos
bivalvos, a los que todos asociamos con Galicia.
Al igual que en nuestras
Islas Canarias, o en Israel, se explota concienzudamente cada centímetro de
terreno, de cara a una producción evidentemente agrícola, me sorprendería que
aquí se dejase pasar esa riqueza de aguas que tenemos, como si fueran tierras
fértiles que no se cultivasen en los tiempos que andamos, cuestión impensable. De
momento tenemos el jamón serrano, la gamba, el choco y la fresa, con calidad de
origen ¿quién dice que no el mejillón?
Como buceador o
pescador (ahora cazador) submarino, he
tenido ocasión de degustar algún que otro racimo (había quienes los recolectaban
a base de azadón en marea baja), de estas extraordinarias “uvas negras” que me
regalaba el espigón de la Punta del Moral, cuando aquello era virgen y no existía ni un solo hotel, ni edificación
alguna; solo un chiringuito del que recuerdo que tenía pinchado un billete azul
de las antiguas 500 pesetas, hoy posiblemente veinte euros, con el que Felipe
González había pagado una ronda al desembarcar del Azor (antigua embarcación
del régimen, por la que según se cuentan expedientaron a un funcionario, que
solicitó veranear en ella aduciendo su derecho ¡Bendito país!).
De igual manera, he
degustado algunos kilos de los que se encuentran a bastante profundidad en la
punta del espigón Juan Carlos I, al menos de eso se quejaban mis tímpanos, que
tienen un tamaño más que considerable y un sabor de p…m…. (“Preciado Manjar”,
para que me entiendan los no andaluces e independentistas). ¡Sí, en aguas de Mazagón!
Es razonable pensar que
si se reproducen espontánea y artificialmente, colocados en bateas similares a
las de las rías gallegas o las que he
podido ver en el archipiélago canario, que podemos apreciar desde el google map,
con un poco de argucia, aquí podrían dar un extraordinario resultado. Al menos
eso me hace suponer el que los pulpos de la zona se delaten depositando sus
conchas de un resplandeciente y delatante plateado interior, que hacen
detectables su guaridas o cuevas a más de diez metros de distancia, cuando
nuestras aguas se dignan a agraciarnos con esa casi imposible visibilidad.
Aludiendo al anterior
“delatarse”, como creo que debo descargar de paso mis vergüenzas, he de
mencionar que las conchas de los citados bivalvos, también aparecen en la
triste foto de la mariscada que un conocido líder de Izquierda Unida de Sevilla
“se pegó” en Bruselas, representando no sé qué ideales, hace unos años, en lo
que denominaron una “apretada agenda de trabajo”, cuando a este individuo le
perdió la gula, espero que a otros los salve
la iniciativa. Me consuela pensar que un garbanzo negro lo había en
todas las ollas, hoy, con suerte, encontraríamos uno blanco y remirando mucho,
en cada olla y en cada plato.
Como siempre conviene
saber qué es lo que come uno, les aclaro, por si no lo saben, que el mejillón
macho presenta un color crema y que la hembra, un intenso color anaranjado. Habría
que ser un increíble gourmet para con los ojos tapados distinguir el sexo del
espécimen degustado.
En resumen, desde aquí
animo a quienes estén buscando un medio de subsistencia o, en su caso, mejorar
el que tienen en estos tiempos que corren, a que intenten industrializar este
producto, después de leerse al detalle la nueva normativa.
Federico Soubrier García.