Foto: Federico Soubrier
Una más de las
vertientes que tienen las numerosas actividades a desarrollar en Mazagón es la
recolección de setas silvestres.
Evidentemente esta
afición, muy popular sobre todo en nuestra sierra, requiere unos conocimientos
profundos y específicos, dado que la confusión de dos setas parecidas puede
literalmente acarrear la muerte. De hecho viene a ser una razón de peso para
que los desconocedores de este arte nos limitemos a deleitarnos con las envasadas
y etiquetadas.
A través de nuestro
amigo Manolo, hemos tenido el placer de charlar con Juan Rodríguez, “Juan el
pintor” para los amigos, la persona que ha cosechado las piezas de la cesta de
mimbre, utilizada al efecto para que sus esporas se dispersen por el campo,
contribuyendo a generar nuevos ejemplares.
Nos comenta que la
blanca, más grande, es un champiñón silvestre (conviene observar el tamaño de
la mano), y los más pardos, con tonalidades verdes, son níscalos, que calcula
que con las lluvias caídas, y si el sol se mantiene más o menos una semana,
habrá muchas más. Aunque estas han sido recolectadas por la zona de Bodegones,
nos confía un lugar más cercano a la localidad donde abundan en cantidad y
tamaños respetables, que por el momento debemos mantener en secreto, pero al
que iremos a intentar fotografiar algunas.
Vayan por delante dos
curiosidades del refranero español: “Hay buscadores de setas viejos y
buscadores de setas osados, pero no hay buscadores de setas viejos y osados” o
“Todas las setas son comestibles … algunas, una sola vez”.
Estaría bien que por
aquí se montase algún curso o taller micológico, para potenciar una de las innumerables
posibilidades que nos ofrece este peculiar y magnífico Mazagón.
Federico Soubrier
García.