Publicado en El Periódico de Huelva
No me
importaría tener un momento inocente en tan señalado día y puesto a escoger, éste sería ese en que llego a
Mazagón y mientras almorzamos sufrimos los acostumbrados informativos.
Haría
como si no me diese cuenta de que el montaje estuviera presentado por la ahora
princesa y antaño locutora. Oiría gratamente cómo Rajoy, tras un avistamiento
mariano, habría visto la luz y prefiriendo alitas que rabo, tras humilde
confesión, decidió dimitir en pleno, desde la cepa hasta la última uva de cada
racimo, haciendo acto de constricción por tanta mentira, tanto daño y tantos
suicidios.
Aplaudiría
que la mayoría en el congreso necesitase el acuerdo de, al menos, seis
partidos.
Saborearía
la noticia de que el Vaticano está en venta junto con todas las propiedades de
la iglesia, para ser repartidas entre los verdaderamente necesitados, por
muchos “déjalo todo y sígueme”, a la vez que una decidida apuesta por la vida,
apoyando el preservativo contra el sida y dejando de un lado tanta traba a las bodas
homosexuales, preocupándose más de la viga en el ojo propio que de la paja en
el ajeno.
Sería
fantástico que desde Bruselas la canciller Ángela Merkel comunicase a Europa
que todos los que aquí habitamos tenemos los mismos derechos y obligaciones,
que por lo tanto cobraremos igual, que el derecho a un trabajo y a una vivienda
dignos pasará a ser una realidad a
partir del uno de enero.
No
estaría mal que por fin alguien diera la cara y confesase que el hombre no ha
llegado a la luna, que aquello sí que fue una inocentada, pero que ahora
estamos en ello y se conseguirá pronto.
Me
gustaría también escuchar que a Santiago Segura le han dado un Príncipe de
Asturias y, sobre todo, ver cómo lo recibe ese actor, director y showman.
Después de una inocentada así, no
me importaría oír el tiempo, ni que pronosticasen una larga semana de tormentas
y lluvias.
Iríamos a pasear por la playa
oteando esa mar que no miente, que no es traidora como la poza de un lago,
simplemente es mar con todo lo que conlleva, recordando el mejor momento de
este año, ser inocente en Mazagón durante
un informativo.
Federico Soubrier García