Afortunadamente nuestros álbumes
familiares y alguna que otra caja de cartón conservan imágenes de los vestigios
del pasado que, para bien o para mal, han escrito nuestra historia, y
desafortunadamente en innumerables ocasiones no hemos sabido mantener. Hoy que
las grandes fortunas son capaces de adquirir y trasladar a sus países piedra a
piedra monumentos emblemáticos, pienso que mi padre tuvo un gran acierto hace
cuarenta y dos años inmortalizando tanto a sus hijos como a ese espectacular
nido de ametralladoras, antaño fiel centinela de la zona de
"Chicago".
Federico Soubrier