Indudablemente los dos capitanes
se habrán saludado. Uno llegando a buen puerto y dejando atrás el temporal que
le ha acompañado desde Canarias, el otro quién sabe afrontando qué tiempo y
tomando qué nuevo rumbo, pero ambos han chocado sus estelas despidiéndose
y plasmando otro precioso atardecer mazagonense.