Soy un asiduo del bar del Faro,
donde visito a mi amigo Ramón, y como comenté en su día (PELIGROSOS ESCALONES), la entrada estaba de
pena a causa de unos escalones rotos, con el consiguiente peligro para las
personas que frecuentan el lugar, sobre todo personas mayores pues allí tienen
su sede algunas asociaciones del pueblo, pues bien mi alegría ha sido grande al
ver como han arreglado la escalera y como ha cambiado el aspecto que tenía
antes, gracias por atender esta pequeña crítica del que suscribe.
Pepe Vicario.