El mar estaba
ayer de postal: calma chicha, agua transparente y una estupenda temperatura que
invitaba al baño. Pero además, ayer fue un día propicio para la pesca desde la
orilla. En la playa de La Fontanilla un pescador con su caña al curricán no
paraba de cobrar piezas, que tiraba a la orilla para que su mujer las recogiera
en una bolsa de red. Cuando me detuve a hablar con él tenía en la bolsa más de
diez kilos de pescado, entre bailas, robalos y alguna que otra caballa. El
hombre se quejaba de que le dolía la espalda y ya no iba a poder continuar.