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23 julio, 2013

LAS PALOMAS DEL MUELLE DEL VIGÍA.

Esta mañana se presentaba espléndida para ir de pesca y como en la playa está prohibido desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, la mejor opción era el muelle del Vigía.

Allí hemos conocido a Antonio Márquez, un sanjuanero afincado en Mazagón desde hace más de veinte años. Nos ha sorprendido ver cómo compagina su jornada de pesca con la atención a las palomas. Estas planean entre los punteros de las cañas y aterrizan a su lado. Las conoce a todas, pero una portuguesa es su predilecta. La encontró con las patas liadas en uno de los muchos sedales que quedan por el muelle y la liberó; está anillada y, de momento, ha decidido quedarse por estos lares. Puntualmente acuden a las diez para compartir bocadillo con él, dejándolo que las coja sin ningún temor. Algún osado le ha pedido una para meterla en la cazuela, ya que no había pescado nada y se ha llevado un rotundo “ni hablar” por respuesta.

            Los pescadores suelen estar solos, concentrados en ese ritual maravilloso de naturaleza, mar y técnica, pero nuestro amigo lo hace acompañado, dándole un toque especial y curioso a la plataforma del Vigía donde hoy, por cierto, había más plumas que escamas.
Federico Soubrier García