Antonio Padilla en el estadio Santiago Bernabéu
Antonio Padilla Martínez, hijo de un
ferroviario, jefe de estación, nació por circunstancias de la vida hace 82 años
en Lora del Río (Sevilla), pueblo que apenas llegó a conocer; ya que por
motivos de trabajo de su padre se instaló en Madrid, donde residió hasta el año
1948. Padilla fue uno de los porteros de la mítica
plantilla del Real Madrid, con Alfredo Di Stéfano, Miguel Muñoz, Francisco
Gento, Ferenc Puskás, etc.
Su trayectoria deportiva comenzó
precisamente en Madrid, donde jugó de medio centro en el Imperial Delicias y en
el Meseguer. En 1948 se trasladó a Huelva, lugar en el que fue descubierto como
guardameta. Comenzó jugando en el Ferroviario C.F., y más tarde se incorporó al
Recreativo de Huelva como amateur, cobrando cinco mil pesetas al año. En 1951
pasa al campo profesional como portero del Recreativo. “Leoncito”, preparador
del cuadro onubense, salió al paso de una pequeña controversia de pasión de
valores en el diario Odiel, con estas declaraciones a favor de Padilla: «En
Padilla hay un portero fenómeno; que nadie lo dude… Lo vamos a ver pronto”». Y
así fue, ya que un año más tarde, el 28 de febrero de 1952, fue fichado por el
Real Madrid para defender la portería del Plus Ultra, filial de este equipo. El
Recreativo obtuvo por este traspaso 300.000 pesetas, una importante cantidad
por aquella época con la que pudo pagar a toda la plantilla durante la
temporada siguiente.
Padilla fue probado en el estadio de Chamartín
el 14 de febrero de 1952, en un encuentro amistoso entre el Real Madrid y la
U.D. España de Tánger, que terminó con el resultado de 3-0. Dos semanas después
debutaba con el Plus Ultra en un partido de Liga contra el Salamanca, en el que
sufrió una lesión de poca importancia, ya que a la semana siguiente volvió a
defender la puerta del Plus Ultra en Chamartín.
El nuevo portero del Plus Ultra triunfó rápidamente
de una manera espectacular y todos los periódicos destacaban las habilidades
del guardameta Padilla. “Pueblo”, el diario de la noche madrileño, decía en un
titular: «PADILLA, HÉROE DE LA JORNADA». El “Marca”, refiriéndose al encuentro
con el Salamanca, señalaba a Padilla como un excelente portero: «El equipo
madrileño, con mucha juventud en sus filas ha causado buena impresión. Destacaron
sus interiores y el portero Padilla que tuvo una excelente actuación,
realizando magníficas paradas». Todo eran elogios para aquel chaval que se
formó deportivamente en el Decano del fútbol español en el campo del Velódromo
de Huelva, situado en la antigua carretera de San Cristóbal, hoy Alameda
Sundheim.
Por
la izquierda Di Stéfano, Cosme, Vázquez y Antonio Padilla en una cena de
celebración.
El Servicio Militar le obliga a dejar
temporalmente el Plus Ultra para desplazarse a Sevilla y cumplir con su
compromiso obligado con la Patria. Durante este tiempo (temporada 52-53), fue
cedido al Real Betis Balompié. Debuta en un partido del Trofeo Federación
Betis-Córdoba, en el que sufre una rotura de menisco de la rodilla derecha que
lo dejó inactivo durante un tiempo, lesión de la que nunca se llegó a recuperar
totalmente. Padilla tuvo muy mala suerte con las lesiones, tal vez porque
arriesgaba demasiado. Pero a pesar de las secuelas de esa lesión, es fichado
por el Tenerife para la temporada 54-55.
En 1956 Padilla retorna a Huelva para
jugar en la temporada 56-57 en La Palma C.F. y en la Olímpica Valverdeña
(Tercera División); enfrentándose con este último a su antiguo equipo, el
Recreativo de Huelva, con un resultado de 0-0.
En 1958 ficha por el equipo portugués,
Lusitano de Vila Real, equipo de Segunda División, en el que jugó varias
temporadas. El 6 de febrero de 1961 el Vila Real se enfrenta al Victoria de
Setúbal, partido en el que Antonio Padilla tuvo frente a él, defendiendo la
portería del Setúbal a otro prestigioso portero, Félix Mourinho, padre de José
Mourinho, actual entrenador del Real Madrid. Como dato anecdótico, que el
propio Padilla cuenta con cierto grado de asombro, es que en los años 62-63
llegó a jugar en la selección portuguesa sin ser portugués, un caso insólito
que en la actualidad sería difícil repetir.
Un día, Padilla decide que le ha llegado
la hora de colgar las botas y regresa a Huelva para hacerse cargo como
entrenador de la plantilla del Recre en la temporada 64-65. Al año siguiente se
desvincula profesionalmente del mundo del fútbol y monta un negocio de
serigrafía de banderines de fútbol en la calle Isla Cristina nº 9 de la
capital, comercializando estos emblemas deportivos en España y Portugal. El
negocio se convirtió después en la “Papelería Padilla”, una de las papelerías
más antiguas de Huelva.
En los fichajes de aquella época no
corrían las cantidades millonarias que estamos acostumbrados a leer en la
prensa diaria de nuestros días, pero la carrera deportiva de Padilla le aportó
el suficiente dinero para llevar una vida muy desahogada, e incluso costear la
carrera de un hermano.
El Recreativo de Huelva nunca olvidará
su paso por el club. Fue uno de los invitados de honor en la inauguración del
Nuevo Estadio Colombino, y el asiento nº 6 de la fila nº 8 de Tribuna de este
estadio está reservado para esta vieja gloria del fútbol español y extranjero,
como socio honorífico.
Aunque el fútbol le apasionaba, nunca llegó
a ser para él una obsesión; lo entendía más bien como una profesión; como un
trabajo del que sabía desconectar rápidamente. Cuando llegaba a casa después de
jugar un partido, y su familia le preguntaba por el desarrollo del mismo, él no
entraba en detalles para evitar mezclar el trabajo con la familia, y siempre
respondía escueta y brevemente: «Ha habido división de opiniones». Padilla, que desde muy joven ha veraneado en
Mazagón, prefería traer a su familia a la playa antes que asistir a cualquier
evento deportivo.
Ya jubilado, Antonio Padilla vive en una
casa con unas privilegiadas vistas al mar en la urbanización “Casas de
Bonares”, y a pesar de haber sido una gloria del fútbol español y extranjero,
Padilla es una persona humilde, sencilla, nada vanidosa, que pasa desapercibida
entre sus vecinos.
José Antonio Mayo Abargues
Publicado en agosto de 2013 en la revista "Marzagón"