Cuando crezca este cachorro de
cinco meses indudablemente le hará sombra al gran Houdini, el mejor escapista
de todos los tiempos. Coco, que así se llama, se empeña en meterse en un
problema tras otro. Cuando se dé cuenta de que el cemento le hará polvo las
orejas seguro que intentará saltar por encima. De momento, provoca la sonrisa
de todos los que pasean por su calle en Mazagón recordando a un pobre reo
medieval en su cepo de madera o al payaso de la feria esperando a que le lancen
la tarta.
Federico Soubrier