Centro de Salud de Mazagón |
Nuestra amiga Rosa, mujer alegre
donde las haya y sobrina del "Capitán Salitre" - de tal palo tal astilla-, nos
contaba entre sonrisas, mostrándonos las heridillas de su mano, que la semana
pasada salió a pasear a su cruce de dálmata, una perrilla tan traviesa e
inquieta que la tiene que sacar al campo a pasear. Por el camino decidió
recoger algunas piñas secas de entre los arbustos para avivar el fuego de su
chimenea, con tal mala fortuna que de pronto fue mordida por una serpiente de unos
75 centímetros de longitud. Como es una mujer de arrestos, la atrapó con el
pie, la cogió por la cabeza y la zarandeó hasta descoyuntarla. Seguidamente,
para sorpresa del médico, se presentó en el centro de salud de Mazagón con el
"bicho" de color marrón y manchas verdes en las manos, preguntándole
si era venenosa o no, por si corría peligro su vida. El absorto galeno buscó
información y, tras comprobar que aquel reptil procedía de Sudamérica y se
utiliza como mascota, dedujo que posiblemente se habría escapado o su dueño se
habría desecho de ella.
Rosa le comentó al médico:
"Vaya susto que me he pegado", a lo que éste contestó: "Pues
anda que ella", mirando al pobre animal.
Ha venido a mi mente un libro que
leí en mi juventud, "Medicina para serpientes", en el que un africano
se empeñaba día tras día en repetirle al médico en su
"choza-ambulatorio" que mientras dormía se le había metido una
serpiente por la boca y eso le producía dolores de estómago. El médico no tuvo
más remedio que anestesiarlo, hacerle un corte en la barriga, darle unos
puntos, buscar una culebra y enseñársela cuando despertó, diciéndole que se la
había sacado del estómago, consiguiendo así que lo dejase tranquilo.
¡Me encanta Mazagón!
Federico Soubrier
Federico Soubrier