Soy un lector habitual de Mazagón
Beach y no puedo más que felicitarle por su dedicación y esfuerzo que hace que
los demás estemos informados de lo que pasa en la localidad de esa otra nuestra
segunda vivienda.
Hoy he leído el artículo de
opinión "Los cuentos de Calleja" y en una gran parte estoy totalmente
de acuerdo con el autor, pero me gustaría hacer algunas puntualizaciones:
1.- El rey que se nos va ha sido
una figura reconocida por todos en los años que estuvo en su puesto (que no
gobernando) y aunque últimamente se le ha hecho pedir disculpas por ir de caza
a África, o lo hagamos responsable de los sucios manejos de los Urdangarín y
compañía, no podemos dejar de reconocerle la labor de embajador y
"vendedor" de España en países del Golfo Pérsico.
Que no se nos olvide que los
reyes y mandatarios de esos países no se codean con los politicastros que en
algunos casos no tienen más currículo que su afiliación desde la juventud a un
determinado partido, sino con los que ellos consideran que están "a su
nivel". Por eso, gracias al rey, hemos vendido un AVE en Arabia Saudí -construido
por trabajadores españoles- o el metro de Riad, su capital, entre otras obras
en el extranjero.
2.- Que nadie nos venda que un
rey sale caro: probablemente un Presidente de República cuesta igual e incluso
más. Y lo que sí que nos sale caro es el ejército de Directores generales,
Secretarios de …, consejeros, “vices”, etc., etc. que “heredan” los cargos a
dedo de sus mentores y no sólo no piden disculpas por sus mangoneos sino que no
los hace dimitir ni el mayor de los escándalos.
3.- Las leyes no las hace el rey.
La ley de sucesión en España es actualmente recogida en el artículo 57.1 de la
Constitución Española del año 1.978, pero fíjese que desde 1713, el Reglamento
de sucesión fue una norma aprobada por Felipe V y decía prácticamente lo mismo:
Podrán reinar las mujeres pero sólo si no hubiera herederos varones.
Textualmente e artículo 57.1
dice «(...) La sucesión en el trono seguirá el orden regular de
primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a
las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el
mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a
la de menos».
Este orden sucesorio significa
que la Corona corresponde, sucesivamente, a los hijos varones del Rey y a sus
descendientes, a las hijas del Rey y sus descendientes, a los hermanos y
hermanas del Rey y a los demás parientes, siempre en orden de edad y con
preferencia de los varones sobre las mujeres entre las personas con igual grado
de parentesco.
Por tanto, dejemos de hablar mal
de una institución sin ahondar en su conocimiento, y más cuando quien lo hace
sólo quiere arrimar “el ascua a su sardina” para entrar a formar parte de esa
casta que dice representar al pueblo pero que lo que realmente hace es mangar
con los EREs, cursos a desempleados, fraudes a la Seguridad Social, comisiones
inconfesables, etc., mientras poseen sueldos y prebendas desorbitadas.
Francisco Checa Ruiz