Hoy los
piratas no llevan el pendiente en la oreja, la pata de palo, el parche en el
ojo, ni el garfio por mano; hoy los piratas son —aparentemente—, personas
normales como tú y como yo, que los tenemos de vecinos en nuestro bloque o en
el adosado de al lado, aunque hay un pequeño detalle que se les escapa y
termina delatándoles: la mirada. Cuando te encuentras con uno de ellos en la
escalera, en el ascensor, en el bar de al lado o paseando al perro, y te saluda
con una mirada tímida, rápida, fugaz, llevando la vista al suelo y luego
retirándola rápidamente hacia otro lado, puedes estar bien seguro que ése es el
pirata que te roba el wifi.
Si de repente
tu ordenador se ralentiza más de lo habitual, es la primera señal de que te
están robando tu red wifi. Para comprobarlo cierra todas las aplicaciones que
tengas abiertas, y si las luces del router se encienden y apagan con
frecuencia, ya sabes que un pirata se ha colado en tu casa.
Según un
estudio publicado en 2013 por el Instituto Nacional de Tecnologías de
la Comunicación (Inteco), un 12 por ciento de los internautas
españoles se aprovechan de la red wifi de otro particular. En
Internet podemos encontrar numerosas
escuelas del delito que nos enseñan cómo piratear el wifi de nuestro vecino con
una sencilla explicación. Pero, ¡cuidado!, piratear una red wifi es un delito
tipificado en el Código Penal, que puede ser castigado desde una falta, hasta
la pena de 1 a 4 años de prisión. Los
artículos 255 y 256, del citado Código, que se refieren a las defraudaciones
del fluido eléctrico y sistemas análogos, castigan este delito con penas muy
leves; pues en el supuesto de que lo defraudado no llegue a los 400 euros, no
es considerado delito, sino una falta. Sin embargo, el artículo 197 del Código
Penal es mucho más severo, ya que puedes ser acusado de un delito de
descubrimiento y revelación de secretos, que contempla penas de 1 a 4 años de
prisión
En noviembre
del pasado año un joven de Vallecas (Madrid), fue acusado de un delito de
descubrimiento y revelación de secretos por piratear una red wifi. El pirata
tenía un programa que detectaba las redes más cercanas y descifraba las
contraseñas.
Estos intrusos
que se aprovechan de las redes ajenas, pueden también estar cometiendo delitos
en tu nombre, como la descarga de material de contenido pedófilo, además,
pueden tener acceso también a la información que almacenas en tus archivos, por
lo que estarían violando el derecho al honor y a la intimidad personal, un
derecho recogido en el artículo 18 de la Constitución Española.
Para evitar el
robo de la señal wifi, o para avisar a tu vecino de que sospechas que es él, el
que te está robando la señal, la gente busca claves complicadas, incluso de
índole ofensivas, y también simpáticas:
“Llevalatararaunvestidoverdellenodevolantesydecascabeles”
“Bajalamusicaytepasolaclave”,
“Tusmuertostos”
“Elvecinodel5º-A-roncacomouncochino”
“Deaquinosechupa”
“Tumujerteponeloscuernos”
En un establecimiento
público de Mazagón había una curiosa clave que llamaba la atención de todos los
clientes que la solicitaban: “gastateuneurocuandoesteabierto”. Algunos llegaron
a meter la mano en el bolsillo y a poner un euro sobre la mesa; otros se
quedaban mirando al dueño, esbozando una sonrisa fingida y esperando
estupefactos una explicación más convincente, pero el señor Vidal Venancio,
responsable del negocio, con esa extraña mezcla de humor inglés y andaluz que
le caracteriza, volvía a insistir: Caballero, la clave del wifi es “gastateuneurocuandoesteabierto”.
Como es natural comprendían enseguida el mensaje de la clave y todos terminaban
gastándose más de un euro en la consumición, mientras disfrutaban de su
conexión gratis a Internet.
En fin, que
cuidadito con robar el wifi del vecino porque la broma te puede salir muy cara.
Gástate al menos un euro.
José Antonio Mayo Abargues
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