La autora con la presentación de su obra |
‘Platero y yo’ cumplió el pasado viernes 100
años y Moguer lo festejó con la inauguración de una nueva pieza del museo al
aire libre dedicada a Aguedilla, en un ambiente muy especial en el que se
remarcó el sentimiento de pertenencia a una tierra que presume orgullosa de su
poeta.
Hace ahora un siglo que Platero, ese
burrillo ‘pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo el
algodón…’, irrumpió en el mundo de la literatura para quedarse. Cien años de
historia que la patria chica del Nobel ha querido inmortalizar tematizando sus
principales calles y plazas con el museo al aire libre, que desde el pasado
viernes cuenta con una nueva pieza inspirada en el personaje de Aguedilla, la
pobre loca de la calle del Sol a la
que Juan Ramón Jiménez dedicó su obra más universal. Ha sido
la creativa onubense Monika Rasco la encargada de dar vida a este singular
personaje, utilizando como guía las pocas señales que el poeta nos ha
trasmitido de ella en las páginas de la ‘elejía andaluza’.
Alcalde, escultora y patrocinador |
El alcalde de Moguer Gustavo Cuéllar, la
propia autora y el patrocinador de la escultura, el empresario onubense
Francisco Guerra-Librero, acompañados por los concejales de Cultura Lourdes
Garrido, de Urbanismo Rocío Domínguez y de Turismo José Antonio Rodríguez,
fueron los encargados de develar la sexta pieza de este ambicioso proyecto
museográfico promovido por la
Fundación Municipal de Cultura con el mecenazgo de distintas
empresas e instituciones colaboradoras.
El primer mandatario local insistió a la
hora de resaltar que ‘la dedicatoria de Platero y yo a Aguedilla no es fruto de
la casualidad, ya que nuestro poeta se sintió siempre especialmente cercano a
los más frágiles, a los más desfavorecidos, y quiso dedicarles a ellos,
representados por la pobre Aguedilla, este libro que habla de sentimientos, de
naturaleza y de amor, y que encierra sin duda un claro mensaje de denuncia ante
las injusticias de la sociedad de la época’.
Este mensaje de apoyo a lo socialmente
rechazado ha sido además decisivo para interconectar los trabajos de la artista Monika Rasco y
del poeta, ya que para dar forma a sus obras esta creativa de profesión utiliza
materiales reciclados, precisamente para rendir homenaje y convertir en arte
aquello que ya no tiene vida útil para muchos pero que, como el personaje de
Aguedilla, posee grandes valores y cualidades.
En este recién inaugurado trabajo, en el
que la autora se ha implicado emocional y sentimentalmente de una forma muy
especial, Rasco ha querido simbolizar en la figura de Aguedilla el abrazo
agradecido de un pueblo a su poeta. Este complejo escultórico, levantado
precisamente en la calle Rábida ,
conocida antiguamente como calle del Sol, se ve enriquecido con un sendero de
plantas y flores típicas de la zona que circundan la figura central, y que como
el mismo personaje, están realizadas en hierro reciclado.
Guerra-Librero embajador del año platero |
Este nuevo impulso al museo al aire libre
Platero EScultura ha sido posible gracias al patrocinio de Francisco Guerra-Librero,
un empresario onubense que se declara profundo admirador de la obra
juanramoniana y gran seguidor de la labor creativa de Monika Rasco, quien junto
a su marido Rafael Mélida forman un tándem artístico de verdadero lujo.
Tras recibir de manos del alcalde Gustavo
Cuellar el nombramiento como Embajador del Año Platero, Guerra-Librero comentó ‘su
satisfacción por poder contribuir a este inolvidable centenario aportando mi
granito de arena, ya que siempre he sido un gran amante de la literatura, y un
admirador de Juan Ramón y de su entrañable personaje, y quería de alguna manera
sumarme también a este gran Año Platero’. El mecenas de esta pieza del museo
felicitó también a la autora ‘por haber sabido captar con su trabajo la esencia
de Platero y del personaje al que dedica la obra el Andaluz Universal’.
En esta jornada festiva los asistentes,
muchos de ellos ataviados con trajes típicos del Moguer de 1900 para recrear la
época en la que se escribió ‘Platero y yo’, recibieron moras y claveles, como
los que entregaba Aguedilla a su Juan Ramón. El acto de bienvenida a la nueva
pieza escultórica se hizo además en un ambiente muy moguereño, con productos
tan típicos de la tierra como los buñuelos y sus famosos vino de naranja y
pasteles, que simbolizan ese sentimiento de orgullo y pertenencia a una tierra
que, gracias a la paleta poética de nuestro Nobel ha llegado ‘a todos los
países y a todos los tiempos’.