Medio centenar de moguereños que fueron en su día alumnos del maestro
Paco Díaz Olivares, se reunieron el pasado sábado para recordar vivencias y
experiencias conjuntas, y para rendir un nuevo homenaje al que fuera gran
educador y años más tarde alcalde de la ciudad del Tinto.
Organizado por Manuel Rebollo, José Manuel Domínguez y Bartolomé Chornet, el popular Mesón El Lobito acogió el sábado un almuerzo de convivencia en el que los alumnos que formaron parte de la promoción 1970-72 recordaron junto al que fuera su maestro Paco Díaz, muchas de las experiencias y vicisitudes de una época llena de recuerdos imborrables que todos mantienen viva en su memoria.
Se trata del segundo año en el que se celebra este encuentro en el que varias decenas de moguereños, todos ellos ya con más de medio siglo de vida, se han reunido para mantener sus lazos afectivos y de amistad, unos lazos forjados en la inolvidable etapa de la infancia y juventud, que después de más de medio siglo siguen atando a este grupo de personas desde el afecto y la más sana camaradería.
Varios de los antiguos alumnos intervinieron durante el acto recordando episodios jocosos o vivencias comunes a todos, que hicieron volver la vista varias décadas atrás a los asistentes.
También fue protagonista el propio Paco Díaz, cuya labor fue ensalzada por Manolo Rebollo quien afirmó que « hemos crecido creando familias y haciéndonos camino en el mundo laboral, gracias a sus enseñanzas, y ojalá, alguna vez, hayamos transmitido en nuestras vidas los valores que aprendimos de nuestro gran maestro».
El que fuera educador y años más tarde Alcalde de Moguer, tuvo también palabras de agradecimiento para todos los asistentes, a los que agradeció su invitación y homenaje, «ya que lo mejor que puede pasarle a un maestro es que sus alumnos lo recuerden con cariño y valoren la labor educativa que intenté realizar con todos ellos».
Además de los distintos parlamentos, también hubo sitio durante el acto para varias actuaciones musicales de los propios ex-alumnos que contribuyeron a mantener la alegría en este entrañable encuentro docente.