El sobrino predilecto de Juan Ramón Jiménez es
el protagonista de la Pieza
del Mes de abril en la
Fundación del Nobel moguereño. Textos del propio poeta,
fotografías, cartas, y otros documentos de interés nos acercan a la figura de Juan Ramón Jiménez
Bayo, que hubiese cumplido 100 años el pasado 24 de marzo.
Durante la presentación de la nueva pieza del mes |
En esa fecha Ignacia, esposa de
Eustaquio, hermano de JRJ, alumbró a su único hijo, Juan Ramón Jiménez
Bayo, a quien llamaron así en honor de su tío, quien fue además su padrino. Con
4 años queda huérfano de madre y según cuenta Juan Ramón, él y Zenobia
quisieron tenerlo con ellos: ‘Zenobia y yo quisimos tenerlo con nosotros, ya
que había perdido a su madre, la mía iba envejeciendo y su padre tenía que
enfrentarse con una posible vida nueva cada día. Si nuestros sentimientos eran
los suyos, nuestras ideas en lo social, lo relijioso, etc., eran diferentes a
las suyas, las del ambiente en que él vivía, ambiente de familia muy conservadora
andaluza. Yo no quería que, en una edad tan tierna, nuestra influencia (o la
mía, especialmente) pudiera imponérsele por sí misma, ya que el niño demostraba
admiración y cariño estremos por nosotros. Este era el problema: en su propia
vida, la vida que él quisiera realizar. ¿Por qué camino? Desistimos de nuestro
propósito’.
En diciembre de 1932 la editorial Signo publica una nueva obra del poeta,
una antología escogida para los niños por Zenobia con el título de Poesía en prosa y verso (1902-1932) de Juan Ramón Jiménez y
dedicada a sus sobrinos Juan
Ramón Jiménez Bayo y Francisco Hernández-Pinzón Jiménez, ‘primos
amigos inseparables’. Francisco y Juanito Ramón eran sus sobrinos más
pequeños y los únicos que no habían quedado inmortalizados en ‘Platero y yo’ porque ninguno
había nacido cuando escribió el libro. La llegada al mundo de ambos supuso una
sorpresa para toda la familia: la de Juanito Ramón por la muy quebrantada salud de
su madre, y la de
Francisco , hijo de Victoria, hermana del poeta, por la edad
avanzada de la suya.
Cuando Zenobia y Juan Ramón pasaban breves temporadas en Moguer, solían
dedicar los jueves por la tarde y los fines de semana a sus sobrinos Juanito
Ramón y Francisco, aprovechando los días que no tenían colegio. Solían viajar a
Trigueros -para ver el dolmen de Soto-, Niebla, Huelva y Sevilla, y con mucha
frecuencia a Fuentepiña, pero sobre todo a La Rábida , uno de los lugares predilectos del poeta,
donde los chicos disfrutaban del campo, del río y de las bellísimas puestas de sol.
Daniel Vázquez Díaz, que comenzaba a pintar en el monasterio los frescos donde
plasmaría algunos de los episodios del Descubrimiento, no sólo conversaba con
el poeta, a veces lo hacía también con Paco y con Juanito Ramón, para comentar
con ellos quiénes eran los personajes retratados en cada panel, mostrarles los
bocetos de los frescos no comenzados o aún sin terminar y explicarles en qué
consistía la técnica de la pintura al fresco.
Detalle de los documentos expuestos |
Lo poco que sacaba el matrimonio Jiménez de subarrendar los pisos amueblados
en Madrid lo destinaban íntegramente a sufragar los estudios de Derecho de su
sobrino Juanito Ramón. Pero al comenzar la Guerra Civil se
alista en Falange, y en Alfambra, en los campos del frente de Teruel,
atravesado por los cascotes de un proyectil enemigo, murió, dejando sumidos en
la tristeza a toda su familia.
La técnica de la
Fundación del Nobel Rocío Bejarano, fue la encargada de
presentar los documentos que se conservan en la casa-museo sobre la figura de Juan Ramón Jiménez
Bayo, y que se muestran en la vitrina principal del itinerario museográfico,
donde el público puede admirar varias fotografías del sobrino del poeta, una
especialmente entrañable con su tío Juan Ramón y su primo Eustaquio, la
dedicatoria de la
antología Versos que el Andaluz Universal dedicó a sus
sobrinos, manuscritos del poeta para el proyecto Vida que dedicó a Juanito
Ramón y otros documentos y objetos de gran interés relacionados con el sobrino
predilecto del Nobel, cuya trágica muerte supuso un durísimo golpe para el poeta
y su esposa.
La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Moguer Lourdes Garrido,
destacó ‘el extraordinario interés de la pieza de este mes de abril por la profunda relación de cariño que Juan
Ramón mantuvo con su sobrino’, agradeciendo a los responsables de la Fundación ‘la gran labor
de difusión y puesta en valor de los magníficos fondos que se custodian en la
institución’.
El director de la entidad Antonio Ramírez Almanza cerró el acto de
presentación dando lectura a uno de los poemas que Juan Ramón Jiménez
dedicó a su sobrino predilecto, al que podemos acercarnos con más detalle
visitando durante este mes de abril la casa-museo del autor moguereño.