Concejala, director archivo y familiar de Garfias |
Moguer rindió ayer un
sencillo pero entrañable homenaje al poeta y orador Curro Garfias, al
conmemorar con varias actividades el cincuentenario de su obra El Cerro del Tío
Pío, un estremecedor poema sobre la marginalidad y la miseria de los suburbios,
que nos mostró el compromiso social del gran lírico moguereño.
Detalle de los documentos expuestos |
El homenaje al que
fuera Premio Nacional de Literatura Francisco Garfias López, se inició en el
archivo histórico donde se realizó la presentación como «documento del mes de
diciembre» de la edición príncipe de este precioso poemario editado en 1965 en
Barcelona, e ilustrado con 10 excepcionales xilografías del gran artista
gráfico Miquel Vilá. Como explicó el director del archivo Diego Ropero-Regidor,
«se trata de una edición verdaderamente exclusiva de la que solo se imprimieron
560 ejemplares numerados, 10 de ellos en papel de hilo y cada uno incluyendo
una de las obras originales de Vilá, lo que convierte a estos volúmenes en un
verdadero lujo para los bibliófilos».
Durante la presentación
del documento la concejala de Cultura Lourdes Garrido destacó «la
extraordinaria emoción que transmite este libro, que nos acerca el lado más
humano y solidario del gran autor moguereño».
Por su parte el
representante de la familia del poeta, Francisco López, agradeció tanto al
archivo como a la Fundación Municipal de Cultura, «la organización de este acto
que tanto hubiese agradado a Curro, porque sin duda estamos ante uno de los
poemas de más calidad, profundidad y emoción de cuantos escribió, un texto
verdaderamente estremecedor que nos acerca la cruda realidad del suburbio
madrileño El Cerro del Tío Pío, donde se hacinaban a mediados del siglo pasado
más de 15.000 personas en condiciones de extrema pobreza».
En sus primeros años en
la capital de España, donde comenzaba su labor en el Centro Superior de
Investigaciones Científicas como el mayor especialista en la obra del Nobel
Juan Ramón Jiménez, y terminaba sus estudios de periodismo, Curro se enfrenta a la dura realidad del
Cerro del Tío Pío, y conoce a sus gentes, sus ilusiones y sus esperanzas, al participar
en un proyecto de formación educativa en este barrio marginal de Madrid, para
llevar «un poco de la luz de la palabra» a la oscuridad de unas gentes
desarraigadas a las que el incipiente desarrollo industrial había dejado en la
cuneta. Curro Garfias había cursado estudios de magisterio y junto a otras personas participa en un
programa de clases nocturnas para jóvenes obreros, que le lleva a tomar
contacto directo con la miseria del suburbio madrileño.
Los personajes tristes
y necesitados del Cerro del Tío Pío despiertan en el moguereño esa ternura que
fue parte indisoluble de su obra y de su propia persona, y esa cruda realidad a
la que se enfrenta día a día, viendo a unos hombres y mujeres que sufrían el
azote del desconsuelo y la ausencia de futuro, es la que intenta mostrarnos con
su poesía profunda y a veces dura, pero siempre con ese brillo de esperanza,
con esa bondad intrínseca al que fuera gran poeta, y todavía mejor persona.
La profunda
religiosidad de Garfias, impregnada de amor y solidaridad hacia todos los que
sufren, está también muy presente en la obra aportando un contrapunto de
esperanza a la terrible realidad que nos retrata, mientras el autor interpela a
Dios sobre el sentido de la miseria y el dolor de los que menos tienen.
Tiene Curro asimismo
presentes en su poema a los necesitados y marginados de su Moguer natal, un
Moguer entonces sumido también en la pobreza, cuyos personajes habitaban
también su propio Cerro del Tío Pío, convertido ya en paradigma de todos los
suburbios del mundo.
Finalizada la
presentación del documento, el hall del teatro Felipe Godínez fue escenario de
una extraordinaria lectura poética en la que un grupo de excelentes oradores
compuesto por Juan José Oña, Cinta Vera, Esther P. Cascales y Cristóbal Ponce
de León dio lectura a la obra completa de
Garfias, ante un público muy numeroso, que asistió emocionado a la excepcional
declamación de los estremecedores textos con los que el poeta nos mostró la
descarnada realidad de la pobreza y la marginación, que conmovieron a todos los
asistentes.
El violinista alan andrews |
La velada literaria
estuvo además amenizada por el profesor del Liceo Municipal de la Música Alan Andrews, que interpretó al violín varias
piezas clásicas que pusieron el complemento perfecto a un acto verdaderamente
emotivo que hizo disfrutar a todos los asistentes. Como afirmó el representante
de la familia del poeta «estoy seguro de que, allá donde se encuentre Curro
sonreirá hoy orgulloso y feliz de ver cómo uno de los libros que quizás
escribió con más sentimiento, es objeto hoy de esta cariñosa atención que
ustedes le brindan».
Tanto los declamadores
como el profesor del Liceo recibieron como obsequio por su participación en el
homenaje una colección de libros de Garfias, cuya biblioteca personal, con casi
4.000 volúmenes, cedió el poeta al archivo histórico de Moguer, donde se está
concluyendo su catalogación.
El público disfrutó de la velada |