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02 diciembre, 2015

LA EMOTIVA LECTURA DEL «CERRO DEL TÍO PIO» NOS MOSTRÓ AL CURRO GARFIAS MÁS HUMANO

Concejala, director archivo y familiar de Garfias
Moguer rindió ayer un sencillo pero entrañable homenaje al poeta y orador Curro Garfias, al conmemorar con varias actividades el cincuentenario de su obra El Cerro del Tío Pío, un estremecedor poema sobre la marginalidad y la miseria de los suburbios, que nos mostró el compromiso social del gran lírico moguereño.

Detalle de los documentos expuestos
El homenaje al que fuera Premio Nacional de Literatura Francisco Garfias López, se inició en el archivo histórico donde se realizó la presentación como «documento del mes de diciembre» de la edición príncipe de este precioso poemario editado en 1965 en Barcelona, e ilustrado con 10 excepcionales xilografías del gran artista gráfico Miquel Vilá. Como explicó el director del archivo Diego Ropero-Regidor, «se trata de una edición verdaderamente exclusiva de la que solo se imprimieron 560 ejemplares numerados, 10 de ellos en papel de hilo y cada uno incluyendo una de las obras originales de Vilá, lo que convierte a estos volúmenes en un verdadero lujo para los bibliófilos».

Durante la presentación del documento la concejala de Cultura Lourdes Garrido destacó «la extraordinaria emoción que transmite este libro, que nos acerca el lado más humano y solidario del gran autor moguereño».
Por su parte el representante de la familia del poeta, Francisco López, agradeció tanto al archivo como a la Fundación Municipal de Cultura, «la organización de este acto que tanto hubiese agradado a Curro, porque sin duda estamos ante uno de los poemas de más calidad, profundidad y emoción de cuantos escribió, un texto verdaderamente estremecedor que nos acerca la cruda realidad del suburbio madrileño El Cerro del Tío Pío, donde se hacinaban a mediados del siglo pasado más de 15.000 personas en condiciones de extrema pobreza».
 
En sus primeros años en la capital de España, donde comenzaba su labor en el Centro Superior de Investigaciones Científicas como el mayor especialista en la obra del Nobel Juan Ramón Jiménez, y terminaba sus estudios de periodismo,  Curro se enfrenta a la dura realidad del Cerro del Tío Pío, y conoce a sus gentes, sus ilusiones y sus esperanzas, al participar en un proyecto de formación educativa en este barrio marginal de Madrid, para llevar «un poco de la luz de la palabra» a la oscuridad de unas gentes desarraigadas a las que el incipiente desarrollo industrial había dejado en la cuneta. Curro Garfias había cursado estudios de magisterio y  junto a otras personas participa en un programa de clases nocturnas para jóvenes obreros, que le lleva a tomar contacto directo con la miseria del suburbio madrileño.

Los personajes tristes y necesitados del Cerro del Tío Pío despiertan en el moguereño esa ternura que fue parte indisoluble de su obra y de su propia persona, y esa cruda realidad a la que se enfrenta día a día, viendo a unos hombres y mujeres que sufrían el azote del desconsuelo y la ausencia de futuro, es la que intenta mostrarnos con su poesía profunda y a veces dura, pero siempre con ese brillo de esperanza, con esa bondad intrínseca al que fuera gran poeta, y todavía mejor persona.

La profunda religiosidad de Garfias, impregnada de amor y solidaridad hacia todos los que sufren, está también muy presente en la obra aportando un contrapunto de esperanza a la terrible realidad que nos retrata, mientras el autor interpela a Dios sobre el sentido de la miseria y el dolor de los que menos tienen.
Tiene Curro asimismo presentes en su poema a los necesitados y marginados de su Moguer natal, un Moguer entonces sumido también en la pobreza, cuyos personajes habitaban también su propio Cerro del Tío Pío, convertido ya en paradigma de todos los suburbios del mundo.

Finalizada la presentación del documento, el hall del teatro Felipe Godínez fue escenario de una extraordinaria lectura poética en la que un grupo de excelentes oradores compuesto por Juan José Oña, Cinta Vera, Esther P. Cascales y Cristóbal Ponce de León dio lectura a la obra completa  de Garfias, ante un público muy numeroso, que asistió emocionado a la excepcional declamación de los estremecedores textos con los que el poeta nos mostró la descarnada realidad de la pobreza y la marginación, que conmovieron a todos los asistentes.

El violinista alan andrews
La velada literaria estuvo además amenizada por el profesor del Liceo Municipal de la Música  Alan Andrews, que interpretó al violín varias piezas clásicas que pusieron el complemento perfecto a un acto verdaderamente emotivo que hizo disfrutar a todos los asistentes. Como afirmó el representante de la familia del poeta «estoy seguro de que, allá donde se encuentre Curro sonreirá hoy orgulloso y feliz de ver cómo uno de los libros que quizás escribió con más sentimiento, es objeto hoy de esta cariñosa atención que ustedes le brindan».

Tanto los declamadores como el profesor del Liceo recibieron como obsequio por su participación en el homenaje una colección de libros de Garfias, cuya biblioteca personal, con casi 4.000 volúmenes, cedió el poeta al archivo histórico de Moguer, donde se está concluyendo su catalogación.
El público disfrutó de la velada