La Asociación Mundial de Educadores
Infantiles (AMEI-WAECE) ofrece una serie de consejos y orientaciones a padres
para ayudarles a que sus hijos sean sinceros.
- Los niños y niñas deben aprender a decir la verdad siempre, pero con respeto, sin ofender a los demás.
- Los niños y niñas deben aprender a decir la verdad siempre, pero con respeto, sin ofender a los demás.
- La falta de sinceridad puede estar
motivada por un nivel bajo de autoestima y falta de seguridad en sí mismo.
- No hay hacer juicios de valor personal del niño, como llamarle
mentiroso. Se trata de modificar un aspecto de
su comportamiento, no de cambiarlo a él como persona.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA QUE EL NIÑO SEA
SINCERO?
La sinceridad supone expresarse con sencillez, claridad y
veracidad. La persona sincera nunca utiliza el fingimiento, la hipocresía o la
simulación. Es importante transmitir este valor a los pequeños. Ahora bien, deben
aprender a decir la verdad siempre, pero con respeto, sin ofender a los demás.
Según los expertos, de los tres a
los nueve años es
el período de tiempo en el que tienen lugar los momentos oportunos en los que el niño asimila con más facilidad
el aprendizaje de hábitos relacionados con la sinceridad y el sentimiento de
justicia. El niño de cinco años se encuentra en el período
sensitivo de la sinceridad.
A través de la observación y la imitación, además de la exigencia de los padres
y maestros, el niño adquiere el hábito de decir la verdad. Este hábito no disminuye, ni anula, la
voluntariedad de la acción en el período en que el niño no es capaz de razonar
o de decidir por sí mismo, sino que facilita el que lo vaya asumiendo como
valor o virtud.
Los padres deben enseñar al niño a ser sincero desde pequeño. Desde que aprende a distinguir entre verdad y mentira,
comprende que no debe mentir y reacciona emocionalmente cuando es engañado. Aproximadamente a los seis
años comienza a
comprender el valor moral de la verdad y puede esforzarse por interiorizarlo
aunque, en ocasiones, le cuesta bastante.
Cuando el niño acostumbra a decir la verdad desde pequeño,
establece relaciones interpersonales positivas y aumenta la confianza que otras
personas depositan en él. En palabras de Juan Sánchez Muliterno,
presidente de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) “La
sinceridad le ayuda a vivir más en contacto con la realidad, a establecer una
identidad personal más sólida, a aumentar la autoestima y la confianza en sí
mismo y se educa en un criterio positivo para desarrollar una vida exitosa,
porque este valor es la base para la adquisición de otros muchos como la
honradez, la franqueza, la honestidad, la autenticidad, la nobleza, la lealtad,
la confianza, la justicia, el aprecio, la amistad, la responsabilidad, el
respeto, la espontaneidad, etc.”
Sin embargo, es frecuente que los padres tengan problemas con la
falta de sinceridad de los niños,¿Por
qué un niño no es sincero? Pueden
existir muchos motivos; los más habituales según los expertos de la Asociación
Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) suelen ser:
• La imaginación y fantasía. El niño aún tiene dificultad para
distinguir entre la realidad y su propia imaginación. En estos casos no se
puede hablar de mentira ya que no existe intención de fingir, engañar o falsear
la verdad. Los padres no deben recriminar al niño por una conducta no sincera
cuando se trata de una simple confusión de planos de su mundo interno.
• El niño también falsea la verdad para intentar manipular la
realidad y conseguir algo que le interesa.
• La falta de sinceridad puede estar motivada por un nivel bajo
de autoestima y falta de seguridad en sí mismo. El niño se siente incapaz de
afrontar la realidad de una circunstancia o inventa situaciones en las que él
es el protagonista que triunfa.
• Puede perseguir el objetivo de obtener atención de las
personas importantes de su entorno.
• Tal vez esté intentando evitar un castigo, reprimenda u otra
consecuencia negativa de alguna acción que ha realizado cuando sabía que no
debía hacerlo.
• Para defenderse cuando se siente amenazado.
• Cuando siente falta de afecto y se refugia en un mundo de pura
ficción.
• Por tratar de imitar el comportamiento de las personas que son
significativas para él.
A continuación, los expertos de la
Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) ofrecen algunos
consejos y orientaciones que pueden ayudar a los padres para educar al niño en
la sinceridad:
• Observar si el niño acostumbra a decir la verdad y reforzar
cada ocasión con aprobaciones y alabanzas.
• Cuando comprueban que el niño falta a la verdad, procuran
averiguar qué lo motiva a hacerlo, intentando corregirlo.
• Es muy importante que los padres proporcionen un clima
afectivo, de seguridad, aceptación y confianza, donde el niño puede ser él
mismo sin miedo a ser rechazado por no cumplir las expectativas de los padres.
• Cuando los padres exigen sinceridad, deben añadir el
razonamiento. Aunque el niño no haya adquirido una conciencia moral, está
sentando las bases para lograrlo.
• No hacer juicios de valor personal del niño, como llamarle
mentiroso, y menos aún en presencia de otras personas. Se trata de modificar un
aspecto de su comportamiento, no de cambiarlo a él como persona.
• Nunca deben presionar al niño tratando de hacerle sentir
culpable. La culpa genera sentimientos negativos que interfieren en su
equilibrio emocional.
• Los padres deben convertirse en el modelo correcto a imitar.
Las pequeñas mentiras de conveniencia de los adultos son observadas e imitadas
por los pequeños.
• Responder con sinceridad a sus preguntas, sin evasivas, aunque
estén relacionadas con temas que los padres desean evitar como la sexualidad.
Ocultar la verdad impide que se estimule la sinceridad.